Las uvas que han perdido su valor

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A principios de la primavera de 1989, una mujer estaba buscando uvas en la sección de alimentos de una tienda departamental. Una empleada, que la observaba, se acercó a ella y le preguntó si necesitaba ayuda. Entonces la mujer dijo tímidamente:

“Lo siento mucho, pero… ¿puedo comprar un pequeño racimo de uvas, por favor?”

Resultó que su hija, que sufría de cáncer en la sangre, quería comer uvas. La mujer trató de encontrar uvas en todas partes para cumplir su deseo, aunque no era temporada de uvas, y finalmente pudo encontrarlas en los grandes almacenes. Sin embargo, el dinero que tenía no era suficiente para comprar un racimo entero.

Al escuchar su historia, la empleada cortó con gusto una porción del racimo de uvas que quería, e incluso la envolvió muy bien. Aunque el valor de las uvas disminuía si las cortaba, su elección se basó en la política de operación de los grandes almacenes para priorizar a los clientes. Afortunadamente, la mujer pudo alimentar a su hija enferma con las uvas.

Ya que muchas personas se enteraron de esto por medio del médico de la hija, esta tienda departamental se hizo conocida como una empresa que piensa en sus clientes con sinceridad. Aunque el valor de ese racimo de uvas disminuyó, en realidad ganó un valor mucho mayor.