El amor de la Madre es especial
Bayasakh Oyunbat, desde Ulán Bator, Mongolia
Algunos dicen que nuestra vida se basa en el amor. En efecto, si observan cómo una persona nace en este mundo y crece con el tiempo, suena bien, porque todos estamos conectados por el amor cuidándonos y ayudándonos unos a otros. Podemos encontrar diversas formas de amor como en la relación entre novios, amigos, padres e hijos, y hermanos y hermanas. Además, hay personas que aman el dinero o sus posesiones.
Entonces, ¿cuál es la esencia de todas estas formas de amor? Personalmente pensaba que el amor surgía de motivos egoístas. Pensaba: “Si quiero proteger a alguien, es porque lo necesito, y si quiero estar con alguien, es porque me hace feliz y dichoso”. Los seres humanos son egoístas por naturaleza, así que personalmente concluí que incluso el amor se da por razones egoístas.
Sin embargo, un día, mientras miraba una fotografía, tuve una pregunta. Era la fotografía de una madre corzo erguida mirando al frente y ofreciendo voluntariamente su vida a dos leopardos. La fotógrafa explicó que la corza podía salvar su vida fácilmente ya que estaba escapando de los leopardos, pero de repente se detuvo y voluntariamente ofreció su vida a los depredadores. La razón era que sabía que su cría no podría escapar de ellos. Así que la madre corzo con gusto decidió ser la presa de los leopardos en lugar de su cría, y la fotografía mostraba su último momento contemplando a su corcino huyendo de los leopardos.
Como afirmaba que el amor también obedecía a motivos egoístas, me pregunté por qué la madre corzo se había sacrificado. Si moría, lo perdería todo, incluyendo sus hijos, familia, amigos, riqueza y reputación, y al final no obtendría ningún beneficio. Sin embargo, ¿por qué la madre corzo decidió salvar la vida de su cría en lugar de la suya?
Pude obtener una respuesta a esta pregunta solo después de comprender el amor de la Madre celestial. El amor de la Madre es especial. Todos los seres humanos y animales tienen amor propio, pero las madres sienten un amor maravilloso por sus hijos, que va más allá del amor egoísta. Las madres se sacrifican voluntariamente por sus hijos, incluso a riesgo de su propia vida. Buscan beneficios para sus hijos, aunque no para sí mismas. No les preocupan sus propios dolores, si sus hijos están felices. Es un amor precioso y especial que la Madre celestial heredó a las madres terrenales.
Como está escrito: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros” (1 Jn. 3:16), nuestro Dios sembró su amor sincero en nuestros corazones dándonos todo lo que tenía a través de su sacrificio. Desde lo profundo de mi corazón doy gracias al Padre y a la Madre celestiales por permitirme comprender esto, aunque solo fui considerado conmigo mismo en este mundo donde se ha enfriado el amor.