La Madre responde incluso las oraciones más pequeñas

Kim Gyeong-suk, desde Osan, Corea

22,093 visualizaciones

Un día, aproximadamente cinco meses después de tener a mi primer hijo, me acosté para dormir un poco. Entonces de repente vino a mi mente un pensamiento que no me dejó dormir.

“¿Qué sucederá cuando muera?”

No tenía ni idea de por qué sentía curiosidad sobre esto de repente, y no podía dejar de pensar en la vida después de la muerte. Tal vez fue porque acababa de convertirme en madre y necesitaba cuidar de mi bebé, y esto me dejó más ansiosa de eludir a la muerte. En aquel entonces, conocí a algunas personas de la Iglesia de Dios. En realidad, mi relación con la Iglesia de Dios comenzó cuando mi primer hijo aún estaba en mi vientre. Me sorprendí mucho al escuchar sobre el Día de Reposo de los miembros de la iglesia que conocí en ese entonces. No obstante, ya que mi hermana mayor era una ferviente budista, tenía que dejar de encontrarme con ellos, así que no pude tener más oportunidad de estudiar la verdad.

Las personas de la Iglesia de Dios que conocí después de dar a luz a mi primer hijo, me dijeron que la Navidad no está en la Biblia. Esto era sorprendente para mí. Quería conocer más detalladamente sobre la verdad, así que estudié las palabras de Dios todos los días con ellos durante un mes. Pude confirmar a través de la Biblia la verdad del nuevo pacto y la existencia de la Madre celestial, así como también la providencia del mundo espiritual por la que siempre había tenido curiosidad.

Inmediatamente después de renacer como hija de Dios, guardé el Día de Reposo. Al guardar el Día de Reposo sentí que mi alma había sido limpiada, ya que la Biblia dice que Dios santificó este día. No había ningún motivo para no seguir la ley de Dios constantemente. Cuanto más asistía a los cultos, más creía que Dios es el mayor entre muchos dioses del mundo.

Como me mantuve firme en la verdad, mi familia, incluyendo a mi hermana mayor, comenzó a oponérseme seriamente. A ellos no les gustaba la iglesia, además habían escuchado informaciones falsas sobre la Iglesia de Dios. Quería ayudarlos a conocer nuestra iglesia correctamente, pero la impresión que tenían sobre nuestra iglesia no cambió fácilmente. No tenía más opción que seguir orando para que Dios abriera los corazones de todos ellos.

Pasaron varios meses, pero su actitud no cambiaba. Mi corazón estaba ardiendo ya que la Pascua se acercaba. Me armé de valor y le dije a mi mamá:

“Mamá, si usted guarda la Pascua, podrá tener la protección de Dios. Quiero que la celebre conmigo.”

Entonces ella dijo: “Está bien, lo haré”. Vino a Sion inmediatamente y recibió la señal de la salvación. También guardó el Día de Reposo y la Pascua. Me sentí un poco confundida, ya que todo sucedió repentinamente.

Después me di cuenta de que esto no había sucedido por casualidad. Antes de que mi mamá recibiera la verdad, tuve algunas oportunidades de reunirme con el pastor de la iglesia protestante a la que mi tía asistía. Ya que ella organizó la reunión entre él y yo, nos reunimos en dos oportunidades. La primera vez, yo estaba sola, y la segunda vez, estaba con algunos miembros de Sion y le anunciamos con valentía que el Día de Reposo y la Pascua son las verdades de la Biblia. Mi mamá probablemente se sorprendió al oír nuestra predicación en ese entonces.

Y continuó observando la forma en que yo actuaba. Parecía que había decidido guardar la Pascua porque yo no estaba en el camino incorrecto, contrariamente a sus preocupaciones, y porque todo lo que le había predicado estaba en la Biblia.

Yo oraba para que ella continuara viniendo a Sion después de convertirse en hija celestial. Un día, vino de improviso sobre ella una dificultad inesperada. Fue al hospital porque su salud se deterioró repentinamente, y le diagnosticaron cáncer terminal.

Aunque era una situación desesperante, no cayó en desesperación sino que confió en Dios. Después de comprender que la esencia de la vida solamente puede ser hallada en el mundo eterno, el mundo angelical, continuó yendo a Sion y guardó la promesa de Dios incluso en medio de un tratamiento de quimioterapia y radiación.

Sus probabilidades de supervivencia eran tan solo del 20 %; las posibilidades de una completa recuperación eran casi nulas. Sin embargo, siete semanas después de comenzar su tratamiento de quimioterapia, sucedió algo sorprendente que asombró hasta al médico. El tumor de su cuerpo había desaparecido completamente. En realidad, no se confirmó que se curaría aunque se había sometido a una cirugía y había recibido tratamiento por más de medio año. No obstante, se curó completamente sin cirugía en un corto período. Entonces su fe en Dios se volvió más fuerte. Llegó a considerar los mandamientos de Dios mucho más preciosos que cualquier otra cosa.

Esto me recordaba algo que solía hacer antes: cada vez que oraba por mi mamá, le pedía a Dios fervientemente que la ayudara a guardar las leyes de Dios, considerándolas muy preciosas, para que pudiera ir al cielo sin falta.

Después de experimentar la ayuda de Dios que respondió incluso una oración que ofrecí con una fe pequeña e inmadura, comencé a orar más seriamente para que mi esposo se convirtiera en miembro de la familia celestial. Sin embargo, no fue fácil predicarle la palabra de Dios, ya que estaba muy ocupado trabajando todos los días para apoyar a su familia, y en segundo lugar porque no le gustaba la iglesia.

Después llegó a Sion por una razón inesperada: de repente tuvo una apendicectomía. Cuando estuvo en el hospital, algunos miembros de Sion fueron a verlo e incluso lo ayudaron con el procedimiento para salir de alta. Él se conmovió mucho por ello y visitó Sion para expresar su agradecimiento. Después estudió la Biblia y recibió una nueva vida.

Hay un refrán que dice: “Diez años son una época”. Un cambio llegó también a mi hermana mayor que parecía que nunca abriría su corazón. Esto fue probablemente porque sintió que yo quería sinceramente que ella fuera salva, sin importar cómo me tratara. Su actitud hacia mí cambió mucho.

Un día, tuve la oportunidad de conversar con ella tranquilamente después de mucho tiempo. En aquel entonces, mi hermana se disculpó por cómo me había tratado, utilizando mi religión como excusa. Lloramos y sacamos todas las espinas de nuestro corazón.

Ella había vivido una vida dolorosa y solitaria. Después de reflexionar mucho, comprendí que fue solo el amor de la Madre lo que ella de verdad necesitaba. Me puse a pensar en lo que debía hacer para ayudarla a sentir el amor de la Madre. En ese preciso momento se llevó a cabo la Exhibición Literaria y Fotográfica “Nuestra Madre”, a la cual la invité.

Fue muy emocionante el solo hecho de ver a mi hermana entrar en la iglesia, y mis ojos no podían creerlo cuando vi cómo había cambiado después de mirar la exhibición. Se veía muy brillante y feliz. En la última sección de la sala de exhibición, leyó los escritos que mostraban la raíz de la maternidad e investigó la existencia de la Madre celestial testificada en la Biblia, una y otra vez. Esto probablemente cambió su corazón.

Tres días después, mi hermana me llamó.

“Quiero creer en tu Dios.”

Mis oídos no podían creerlo. Le pregunté muchas veces si estaba segura, y cada vez me daba la misma respuesta; dijo que creería en Dios. Finalmente vino a Dios y recibió la bendición del perdón de pecados.

En aquellos días, ella atravesaba un momento difícil e incluso sufría de depresión. Al ver cómo yo superaba las dificultades grandes y pequeñas con fe en Dios, pensó: “¿Es el poder de la fe? Quizá yo también debería creer en Dios”. En un buen momento, fue invitada a la exhibición y se sintió muy feliz. Todas sus ideas fijas sobre nuestra iglesia se hicieron añicos a través de la exhibición.

Poco tiempo después de recibir a Dios, su esposo también visitó la exhibición y se convirtió en miembro de la familia celestial. Él dijo que también se sorprendió al verme con los hermanos y hermanas de Sion cuando vino por primera vez a la iglesia. Escuché de mi hermana que él la animaba a seguir asistiendo a la iglesia, diciendo: “Estoy seguro de que también llegarás a estar resplandeciente como tu hermana si sigues asistiendo allí”. Podía imaginar lo sorprendido que debe de haber estado.

Mi hermana antes era reconocida por ser dura, pero ahora ha cambiado totalmente; ella es la vecina favorita de todos y viene a Sion plácidamente. Su modo de hablar y su personalidad se han hecho tan dóciles que incluso la gente de su entorno difícilmente puede reconocerla. El solo hecho de que haya cambiado es una fragancia de Sion para todos. Ahora está muy ocupada buscando oportunidades para servir a los miembros de la familia celestial, y también guarda los mandamientos de Dios con diligencia.

Mientras llega a ser más digna de ser hija de Dios, también está muy ansiosa por cumplir la misión de la predicación del evangelio. Por más de diez años, se había negado obstinadamente a recibir la verdad, pero finalmente la recibió. Esto la ayudó a creer firmemente en que todos pueden convertirse en hijos de Dios aunque ahora sean muy obstinados.

Mi hermana y yo llegamos a tener un solo pensamiento para salvar almas, e invitamos a nuestra tía a Sion; ella antes había negado la verdad junto con mi hermana. Después de ver la Exhibición Literaria y Fotográfica “Nuestra Madre”, comenzó a ver la Iglesia de Dios de una forma diferente. Al ver su cambio de actitud, mi hermana estaba más emocionada que yo. Cuando nuestra tía entró en la iglesia por primera vez, mi hermana lloró mucho y me dijo: “¿Es así como te sentiste la primera vez que me trajiste a Sion?”

Parecía que había orado muy ansiosamente por nuestra tía. Al ver a mi hermana nacer de nuevo como obrera del evangelio después de arrepentirse, comprendí que Dios escuchó mi oración también en esta ocasión.

“Por favor ayude a mi hermana a convertirse en obrera del evangelio como el apóstol Pablo.”

Solamente Dios, que escuchaba mi oración, debe de haber sabido que alguien volvería pronto a Dios.

Cuando era pequeña, una vez perdí a mi mamá en el mercado. En aquel entonces ella estaba usando una chaqueta roja. Así que traté de encontrarla buscando a alguien con una chaqueta roja. Pero no la encontré en ninguna parte. Justo en ese momento, alguien gritó mi nombre.

“¡Kim Gyeong-suk! ¿Qué haces allí? ¡Ven aquí inmediatamente!”

Era mi hermana que me ayudó a encontrar a mi mamá ese día. Creo que he retribuido su ayuda de algún modo guiándola a nuestra Madre espiritual. El día en que mi hermana nació de nuevo como miembro de la familia celestial, se disculpó por todos aquellos momentos difíciles que me hizo pasar. Me abrazó y me preguntó:

“¿Cómo hiciste para no abandonarme y orar por mí?”

Ya que también soy un ser humano, en realidad sentía que quería renunciar a todo cuando tenía serios problemas con mi hermana. No obstante, tuve la oportunidad de predicar incansablemente la voluntad de Dios a mi familia sin rendirme, ya que mi convicción en la verdad se hacía más fuerte cuando predicaba frecuentemente. Pero la mayor razón fue, por supuesto, la “Madre”.

La Madre celestial respondió todas mis oraciones; Ella debe de haber estado preocupada por mi alma. La Madre respondió incluso las oraciones más pequeñas. Cada vez que respondía mi oración, sentía que me estaba dando un mensaje de ánimo: “Estoy siempre contigo, velando por ti”. La Madre debe de haber estado preocupada por mí en cada momento sintiéndose más ansiosa que yo cada vez que tenía problemas y estaba angustiada. Al pensar en la Madre, no podía abandonar la predicación del evangelio sin importar qué dificultades y pruebas enfrentara.

El amor de la Madre siempre es el mismo y durará para siempre. Siento profundamente su amor en mi vida cotidiana. Ya que he recibido sobreabundantes bendiciones de Dios, siempre estaré agradecida y me dedicaré voluntariamente a la obra de Dios. La Madre hasta ahora trabaja, y yo también trabajo.