El amor maternal de la madre ave

Nir Kaji Pakhrin, desde Katmandú, Nepal

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Mientras estaba sacando los tallos de guisantes en un huerto con mi esposa, encontré el nido de un ave. Parecía que solo estaba el nido, así que no pensamos mucho en ello y lo lanzamos junto con los tallos de guisantes. Pero mientras trabajaba, me sorprendió encontrar un polluelo cerca de mis piernas. Con prisa, envolví al polluelo en mis manos y cuando observé alrededor, vi otro polluelo cerca. Solo para estar seguro, miré alrededor una vez más, y encontré otro polluelo a cierta distancia.

En ese momento, de repente recordé el nido de aves que arrojamos con los tallos de guisante. Reuní a los polluelos, y fui a buscar el nido que había tirado. Al pensar que probablemente no encontraría el nido, me preocupé. Afortunadamente, encontré el nido y me sentí dichoso. Coloqué con cuidado a los polluelos en el nido y los puse en un árbol cercano. Luego observé a los polluelos desde lejos. Poco después, la madre ave llegó al jardín con comida en la boca y rodeó los tallos de guisantes para encontrar a sus bebés. Puesto que la ubicación del nido había cambiado, parecía difícil para la madre encontrar el nido. Ya que no podía seguir siendo un simple espectador, coloqué el nido entre los tallos de guisante. Por otra parte, mantuve la vista en los polluelos desde lejos. Al poco tiempo, la madre encontró a los polluelos y comenzó a alimentarlos uno por uno. Observar a la madre cuidando de sus polluelos me hizo sentir complacido. Me alegré cuando la madre ave se alegró por encontrar a sus polluelos.

Después de regresar a mi habitación, estaba conversando con mi esposa sobre el ave, pero entonces la madre ave apareció repentinamente en la ventana. Parecía que intentaba decirme algo. Le dije a mi esposa que al parecer la madre ave intentaba expresar su gratitud. No obstante, continuaba piando y volando afanosamente por la ventana. Sentí que su comportamiento era extraño de alguna manera, y de repente, pensé que quizá no todos los polluelos estaban en el nido. Los gestos de la madre eran tan apremiantes que salí a buscar al resto de los polluelos. Miré con detenimiento la pila de tallos de guisantes que arrojé, y finalmente encontré a un polluelo bien al fondo. Coloqué al polluelo en el nido con mucha alegría.

Mirando la desesperada acción de la madre ave pidiendo ayuda para encontrar a su bebé perdido, recordé el corazón de la Madre celestial. ¡Cuán preocupada estará nuestra Madre celestial por sus hijos perdidos que todavía no ha encontrado! Doy sinceras gracias al Padre y a la Madre celestiales por permitirme comprender sus corazones a través del profundo amor de la madre ave hacia sus bebés. Dado que comprendí el desesperado corazón de la Madre celestial hacia sus hijos más pequeños, decidí buscar a mis hermanos y hermanas perdidos con todo mi corazón y traerlos de regreso a los brazos de la Madre.