Mi primer salario

Kim Seon-wu, desde Seongnam, Corea

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Revisé el mensaje de texto al sentir la vibración de mi teléfono móvil. Mi sueldo había sido depositado. Estaba feliz porque era el primer salario de mi vida.

—¿Realmente es mío? ¿Cómo debo usarlo?

Pensé en muchas cosas de camino al banco con entusiasmo.

—Este es mi primer salario. Se lo daré a mi madre. Ella se ha sacrificado por mí hasta hoy.

Lo retiré en efectivo y se lo entregué a mi madre. Pensé que estaría muy contenta, pero solo miró el sobre por un rato.

—Lo siento. Lo siento mucho por no haber hecho nada por ti.

Quedé perplejo porque su reacción fue muy diferente de lo que esperaba. No entendía por qué decía que lo sentía.

—Estoy orgullosa de ti. Siento mucha pena porque tienes que vivir con la responsabilidad de un adulto de ahora en adelante. Estoy satisfecha de que hayas pensado en mí. Usa tu primer salario para ti.

Ella me devolvió el sobre. Pero lo puse en su mano de nuevo.

Unos días después, volví a casa del trabajo, agotado. Sorprendentemente, había un traje en mi habitación. Mi madre dijo que lo había comprado para mí. El primer sueldo que le di, volvió a mí intacto.

Entonces comprendí por qué mi madre había dicho que lo sentía. Era el corazón de una madre; aunque ella seguía dándome todo, solo sentía pena por no darme más. Me avergoncé de mí mismo por sentirme orgulloso de haberle dado una asignación solo una vez. Me sentí muy apenado por ella.

El amor de una madre, que da a luz a un niño y lo cuida, es infinito. Incluso agobié a mi madre con lo que yo mismo tenía que soportar, con el pretexto de que estaba cansado y me estaba costando mucho. No hay manera de pagar la deuda de su amor.