Cómo reconocer el mundo misterioso que trasciende el tiempo y el espacio

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Peter Drucker, que fue consultor de gestión y educador, se desempeñó como profesor de filosofía, ciencias políticas y administración de empresas, y también instauró la administración de empresas moderna. Cuando era pequeño, sus padres solían celebrar distintas reuniones en su casa, e invitaban a figuras públicas de diversos campos como a los economistas Schumpeter y Hayek, al escritor Thomas Mann, al psicólogo Freud, etc. Los encuentros de Peter con ellos actuaron como catalizador para que ampliara sus conocimientos y su forma de pensar.

La experiencia es un activo importante para la vida. Sin embargo, hay una manera de aprender de grandes maestros, trascendiendo épocas y fronteras nacionales, y acumular una valiosa experiencia sin tener que conocer a alguien o viajar lejos. Es la lectura. Mientras leemos libros de diferentes campos, nos sumergimos en el conocimiento y la experiencia del autor, nos identificamos con el contenido del libro y ampliamos nuestro conocimiento de los asuntos; esto se llama experiencia indirecta.

El inventor Edison fue un amante de los libros desde su infancia. A los 30 años, estableció una biblioteca en su laboratorio y compró unos 500 libros de diferentes tipos y publicaciones periódicas para exhibirlos allí. Incluso quería leer los libros de todas las bibliotecas que existen en Estados Unidos.

“Cuando quiero descubrir algo, primero busco un libro y lo leo. Examino lo que alguien ya ha escrito. Por eso tengo todos estos libros aquí.”

El conocimiento que Edison encontró en los libros lo llevó a convertirse en un gran inventor.

La Biblia tiene registros sobre el mundo misterioso que trasciende el tiempo y el espacio. En ese mundo donde no hay dolor, llanto ni muerte, los seres eternos viven todos los días con gozo y vida eterna. Aunque es un mundo que no podemos ver ni imaginar, podemos sentirlo indirectamente a través de la Biblia, que es el único libro mediante el cual podemos hacer esto. La Biblia también es la única guía que nos muestra cómo ir a ese mundo misterioso. Leamos la Biblia hasta que encontremos el cielo y sintamos el aliento de Dios, que creó el mundo eterno.