Siete niños de la misma edad formaron equipos con sus madres y participaron en juegos.
Cuando un niño con los ojos vendados lanzaba pelotas, su madre de pie en un determinado lugar recibía las pelotas en una cesta grande. Con el mismo tiempo y condiciones, cinco equipos tuvieron más de doce pelotas en la cesta, mientras que los otros dos equipos solamente tuvieron siete.
Este fue un experimento realizado en una emisora. Después del juego, vieron el vídeo de las madres y sus hijos intercambiando pelotas. La diferencia entre los equipos que pusieron menos pelotas en la cesta y los que tenían más, fue lo que dijeron las madres.
Mientras que las madres de los equipos con menos pelotas dijeron palabras negativas como: “No, no”, “No hagas eso” y “No puedes hacerlo”, las madres de los equipos que pusieron más pelotas dieron incansables elogios y ánimo a sus hijos durante el juego, por ejemplo: “Está bien”, “Buen trabajo”, y “Bien”.
Las palabras positivas de las mamás trajeron buenos resultados: les dieron a los niños el valor y la confianza de que podían hacerlo, y en realidad pudieron lograrlo.
Dar palabras positivas con generosidad es una forma muy simple pero efectiva de apoyar y animar a alguien.