Las palabras positivas diseñan la felicidad

Los pensamientos dan a luz a las palabras, y las palabras cambian los pensamientos. Las palabras pueden hacer a las personas felices o infelices.

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En 2016, en los XXXI Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, se jugaba un partido individual de esgrima para hombres. El surcoreano Park Sang-young que estaba compitiendo con el húngaro Géza Imre estaba perdiendo 13 a 9 en la tercera ronda final. Obtuvo un punto, pero de inmediato perdió otro punto, dándole a Imre la oportunidad de ganar con el punto decisivo (el punto final que decide la victoria o derrota en los deportes). Básicamente, significaba la derrota para él.

Sin embargo, marcó más puntos uno por uno y anotó cuatro puntos consecutivos, creando un empate de 14 a 14. Y como un milagro, obtuvo la victoria ganando en el último punto. Fue un increíble y dramático giro inesperado. La energía decisiva que provocó la gran victoria fue el mensaje que continuaba repitiéndose a sí mismo: “Puedo hacerlo. Puedo hacerlo”. ¿Cuál habría sido el resultado si él hubiera dicho: “No puedo hacerlo. El juego se acabó”?

Hubo un niño que fue tildado como problemático durante su niñez. El niño, que no se adaptaba a las clases en la escuela, fue expulsado al final. No obstante, después solicitó más de mil patentes y se convirtió en un famoso inventor. Su nombre es Thomas Edison. Edison pudo dejar su nombre como un gran hombre gracias a los comentarios positivos y esperanzadores de su madre. ¿Y si su madre siempre le hubiera dicho mientras crecía: “¡Eres muy extraño! Deja de hacer esas preguntas inútiles”?

Sucede como lo dice

Se dice: “Los pensamientos se convierten en palabras. Las palabras se convierten en actos. Los actos se convierten en hábitos. Los hábitos se convierten en el carácter. Y el carácter crea una vida”. De la abundancia del corazón habla la boca. Sin embargo, el orden de las palabras y los pensamientos puede cambiar, es decir, las palabras pueden guiar los pensamientos. Se debe a que las palabras tienen mucho poder, aunque no las podamos ver ni tomar con nuestras manos.

En primer lugar, las palabras tienen un efecto impronta. Al aceptar información nueva, si la decimos en lugar de solo observarla, el cerebro se activa mucho más. Si reciben la tarjeta de presentación de alguien, y leen en voz alta el nombre que está en la tarjeta, en lugar de solo mirarlo, pueden recordar el nombre por más tiempo.

Además, las palabras tienen un efecto primado. “Cuando alguien es expuesto a ciertas palabras, la corteza premotora (el área que reúne la información que ingresa a través de los sentidos) se prepara para moverse según las palabras”, expresó John Bargh, psicólogo social de la Universidad de Yale. Cuando leen la palabra “mover”, su cerebro inmediatamente se prepara para actuar.

Las palabras también pueden tener un efecto de éxito. Cuando dicen algo, hacen un esfuerzo por lograrlo. Por ejemplo, si alguien que intenta dejar de tomar café, expresa su voluntad de hacerlo ante las personas a su alrededor, es mucho más probable que deje el café, en vez de aquel que solo piensa dejarlo.

Las personas que han experimentado el poder de las palabras se abstienen de decir cosas negativas. En el momento que dicen: “No puedo hacerlo” o “Estoy equivocado”, pierden la motivación, pero si dicen en voz alta: “Está bien, puedo hacerlo” o “Lo intentaré”, obtendrán motivación, aunque no la tuvieran antes, por lo que el cerebro empieza a buscar activamente la manera de hacer que suceda desde ese momento.

Muhammad Ali, un legendario boxeador con 56 victorias y 5 derrotas, solía predecir su victoria con palabras positivas antes de cada juego. Y tal como decía, lograba la victoria. Él sintió el poder de las palabras y confesó: “La mitad de mis victorias estuvieron en las palabras, y no en mi puño”.

La felicidad viene de las palabras positivas

La diferencia entre una persona feliz y una persona infeliz está en las palabras que utilizan. Cuando observa lo que una persona suele decir, puede llegar a suponer en cierta medida si la persona está viviendo una vida feliz o no. Es prácticamente imposible que una persona que dice cosas negativas, culpa a los demás, se queja y murmura todo el tiempo, tenga una vida feliz. Podría verse complacido momentáneamente al decir lo que quiere, pero está lejos de la felicidad general de la vida.

Si quiere ser feliz, necesita comenzar a decir cosas positivas. Como se dice: “No sonrío porque esté feliz, estoy feliz porque sonrío”, no hablamos positivamente porque seamos felices, somos felices porque hablamos de manera positiva.

Una relación feliz con la familia también depende de las palabras positivas. El Dr. John Gottman, experto en el campo de la terapia conyugal y de pareja, hizo que 700 recién casados conversaran durante 15 minutos, registró sus conversaciones y analizó la cantidad de palabras positivas y negativas que utilizaron. En base a los datos del análisis, predijo que las parejas que usaban palabras negativas en más del 20 % en sus conversaciones, probablemente se divorciarían después de un tiempo, y el 94 % de su predicción resultó ser correcta 12 años después.

Por encima de todo, el lenguaje de los padres tiene un profundo impacto en sus hijos. Cada padre aprecia y ama a sus hijos, pero el nivel de felicidad que el niño siente es diferente dependiendo de las palabras que usen sus padres.

Por ejemplo, digamos que un niño regresó a casa después de jugar con sus amigos y le dijo a su mamá: “Mamá, tengo hambre. ¿Puedo comer algo, por favor?”. ¿Qué pasa si la mamá dice: “¿Sabes qué hora es? ¿Por qué llegaste tan tarde?” o “Debes de estar muy hambriento, espera un momento. Te prepararé algo”? ¿Con qué se sentirá más feliz el hijo? Es importante que los padres utilicen un lenguaje positivo a fin de que sus hijos crezcan confiando en ellos, tengan una alta autoestima y piensen de manera positiva.

El Dr. Martin Seligman, famoso por su psicología positiva, enfatizó la importancia de las palabras positivas: “Una variable más importante en la vida que la habilidad o el talento es el hábito de un lenguaje positivo”. Las palabras negativas simplemente hacen que usted y la gente a su alrededor sean infelices. Las palabras positivas lo liberan de la depresión, curan enfermedades y cambian hasta su destino. Si desea que algo bueno le suceda, diseñe la felicidad con palabras positivas.

Cómo hablar de manera positiva

① Utilice una oración positiva en lugar de una oración negativa

Evite decir “no…” o “no puede…” de manera consciente. Como se mencionó anteriormente, las palabras tienen un efecto impronta. Entonces, aunque ciertas palabras que tienen significados positivos se expresen en una oración negativa, esta expresión negativa se imprime. Si dice: “Cuida bien a tu hermano”, las palabras “cuida” se imprimirán en la mente de su hijo; pero si dice: “No hagas llorar a tu hermano”, entonces se imprime la palabra “llorar”. En lugar de decir: “No pierdas el tiempo”, diga: “Gestionemos nuestro tiempo de manera efectiva”. En lugar de decir: “No rompas tu promesa”, diga: “Lo esperaré”. Entonces tendrá una conversación agradable.

② Hable de la posibilidad en lugar de rechazar una sugerencia

Si su opinión es rechazada, puede sentirse frustrado u ofendido. Cuando rechace la solicitud de alguien, expréselo positivamente, considerando los sentimientos de la otra persona. Por ejemplo, digamos que su cónyuge le preguntó: “¿Qué tal si vamos de excursión este domingo?”. En lugar de decir bruscamente: “No puedo. Tengo una cita”, puede decir: “¿Este domingo? Me encantaría, pero lo siento, tengo una cita. ¿Qué tal el próximo domingo?”. Su cónyuge sentirá su sinceridad. Cuando su hijo diga que quiere jugar, intente decir: “Puedes jugar todo lo que quieras una vez que termines tu tarea”, en lugar de decir: “Ni siquiera pienses en jugar hasta que termines la tarea”. Si habla de manera positiva, da mucha más esperanza.

③ Primero acepte lo que dijo la otra persona

Es sencillo decir cosas negativas cuando hay una diferencia entre las opiniones de dos personas. Cuando usted y la otra persona tienen opiniones diferentes, si primero dicen: “No, eso no está bien” o “Pero”, herirá los sentimientos de la otra persona, por lo que no dirá nada más, pensando: “No debería decir nada”, o podría sentir que no aceptarían su opinión, aunque en realidad sea mejor. Si escucha atentamente a la otra persona y dice: “Oh, es una buena idea” o “Tiene razón”, lo cual hace feliz a la otra persona, en lugar de pensar solamente en lo que va a decir, y luego sugiere cuidadosamente su idea, la otra persona aceptará su opinión sin ninguna resistencia.

④ Seleccione palabras positivas

Si usa una palabra negativa, puede sonar negativa aunque vaya seguida de una palabra positiva. Al elegir una palabra, piense de nuevo y escoja una palabra que tenga un tono positivo. Por ejemplo: Gordo → bien constituido, tímido → prudente, impaciente → apasionado, sensible → delicado, perezoso → relajado, obstinado → determinado

⑤ Diga palabras de ánimo

Si dice: “Siempre soy así”, “Es molesto” o “Estoy cansado”, su cerebro los acepta tal como son, lo cual ocasiona que sienta emociones negativas y llega a sentirse desanimado. Observe si está usando expresiones negativas habitualmente, y trate de decir palabras que den energía y esperanza de esta manera: “Está bien”, “Saldrá bien” o “Puedo hacerlo”, incluso cuando hable consigo mismo.

⑥ Utilice muchas expresiones de gratitud

Las palabras más positivas son las palabras de gratitud. Cuando esté a punto de caer en un pensamiento negativo, las palabras de gratitud se convierten en un escudo y ahuyentan el pensamiento negativo. Cuando atraviese un momento difícil, diga: “Estoy agradecido de tener un empleo”, “Estoy agradecido de estar suficientemente saludable para trabajar”, o “Estoy agradecido de poder hacer lo que mi familia necesita trabajando duro”, en lugar de decir: “Es difícil”, entonces tendrá un pensamiento positivo.

Para ser feliz, necesita crear el hábito de decir palabras positivas. Sin embargo, hay que hacer esfuerzos para ello. Puede fortalecer sus músculos cuando entrena y suda. De la misma manera, necesita practicar reiteradamente para tener el hábito de mantenerse positivo. A menos que tenga en cuenta el hábito de decir palabras positivas y haga un esfuerzo por hacerlo, dejará escapar palabras negativas.

Las palabras positivas no solo lo hacen feliz, sino que también hacen que su familia se sienta feliz y animada. Las personas que siempre escuchan cosas positivas de su familia se levantan y siguen adelante a pesar de enfrentar situaciones frustrantes. ¿Qué tal si dice palabras positivas primero a su familia? Es posible que no siempre tenga un camino cómodo en su vida, ¡pero puede traer risas alegres a su familia con palabras positivas!