Existe un método agrícola que los nativos estadounidenses utilizaban en tierras estériles. Se trata de las tres hermanas. Los nativos norteamericanos sembraban maíz con judías y calabazas. Esto se debe a que estos tres cultivos tienen un rendimiento mucho más alto y mejor sabor y calidad que cuando se siembra solo un cultivo.
El método es simple. El maíz tiene un tallo resistente, lo que permite que la calabaza y las judías trepen en él, y que las judías respiren nitrógeno del aire y lo envíen a las raíces, produciendo un excelente fertilizante natural para el maíz, el cual requiere de mucho abono, así como la calabaza. La calabaza cubre la tierra con sus hojas grandes para que el suelo no se seque y bloquea la luz del sol que hace que la mala hierba crezca. Los nativos llaman al maíz, a la calabaza y a las judías “las tres hermanas” porque se ayudan entre sí a crecer bien como buenas hermanas.
En una relación simbiótica, no existe ningún caso en el que solo uno dé o reciba ayuda por completo. Aquello que es suficiente se comparte y lo que es escaso se llena; estos se ayudan entre sí. Esta debe ser la actitud que deben aprender los hermanos y hermanas de Sion, que disfrutarán de la vida eterna juntos.
“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! […] porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.” Sal. 133:1-3