La preocupación de los padres

Kang Yo-na, desde Cheliábinsk, Rusia

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Como resido en Rusia y me resulta difícil verlos a menudo, envío fotografías mías para mostrar a mis padres cómo me va.

Fue en un día en que granizó por primera vez el invierno pasado. Una lluvia de granizo se veía maravillosa. Tomé una fotografía de mis manos recibiendo granizo y se la envíe. Mis padres me preguntaron sobre el granizo y si no hacía demasiado frío para mí. Les dije que estaba bien y saludable. Eso fue todo; tuvimos una conversación ordinaria.

Sin embargo, unos días después, mi madre me llamó para enviarme unos guantes abrigadores. Pensé que lo decía por el clima frío, pero esa no era la razón. Ella pensó que mis guantes que recibían el granizo en la fotografía estaban desgastados, lo cual le preocupaba. Diciendo que la fotografía de una hija dice mucho a su madre, se rio.

Poco después, envié otra fotografía de mí misma con la chaqueta acolchada que me compraron. Enseguida recibí una respuesta de que me quedaba bien. Pero a la mañana siguiente, recibí un mensaje de correo electrónico de mi madre. Ella escribió que mi papá le dijo que se apresurara a comprar botas y que me las enviara. Era por las zapatillas que llevaba. Me sorprendió escuchar que él estaba preocupado porque usaba mis zapatillas de verano en invierno. A decir verdad, solo llevaba ropa cómoda para ir a un supermercado cercano. Al darme cuenta nuevamente de que mis padres observan cuidadosamente las fotografías de mi vida ordinaria, rápidamente respondí que normalmente uso botas, y que no tenían que preocuparse.

Mis padres me observaban detenidamente en las fotografías para ver lo que necesitaba. Me recordaron a los Padres celestiales. Como mis padres, que no pueden dejar de preocuparse por su hija, el Padre y la Madre celestiales no apartan ni un momento sus ojos de nosotros; prestan atención incluso a nuestra voz baja y a nuestros pequeños actos. Por ese amor tan profundo y meticuloso, doy gracias a mis Padres celestiales y a mis padres físicos.