Viaje misionero con las mismas bendiciones concedidas a la iglesia primitiva

Equipo misionero de corto plazo a Buenos Aires, Argentina

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¡Argentina, el segundo país más grande de Sudamérica! La distancia desde el extremo norte hasta el extremo sur es de casi 3700 km y puesto que es tan grande, cada región tiene diferentes temperaturas. La zona norte es calurosa todo el año, pero la temperatura promedio anual de Ushuaia, la ciudad más austral conocida como la entrada al Polo Sur, es de unos 5 ºC.

Quizá porque diversos entornos y culturas coexisten en un solo país, las personas aquí, especialmente los jóvenes, disfrutan viajar. Debido a la prolongada dificultad económica, la mayoría vive con presupuestos limitados y cuesta mucho ir a ciudades lejanas. Pero a muchos jóvenes de Argentina les gusta viajar con pequeñas maletas y gastos mínimos para crear recuerdos y ampliar sus horizontes. Gracias a eso tuvimos una idea. Los jóvenes de la Sion de Buenos Aires hicimos un plan para ir a un viaje misionero de corto plazo con alegría como si viajáramos.

Hasta ese momento, habíamos querido ser de ayuda para la obra del evangelio, pero no tomábamos la iniciativa activamente porque no podíamos costearlo y teníamos muchas preocupaciones y miedos. Por esa razón, esta misión de corto plazo se sentía muy especial.

El destino final de nuestra misión de corto plazo era la provincia de Chubut a 1700 km de Buenos Aires. Queríamos ayudar a las iglesias sucursales que están camino a Chubut, así que hicimos un plan detallado para predicar y quedarnos en las iglesias sucursales por algunos días hasta llegar a Chubut. Imprevistamente, la preparación fue simple: fe, biblia, ropa cómoda y las necesidades diarias, ¡eso fue todo!

Antes de emprender nuestro primer viaje, un misionero nos dijo: “Dios, que trabajó con los apóstoles hace dos mil años, está con nosotros. Encontremos a la familia celestial que amará a Dios con sinceridad como Lidia y su familia, la vendedora de púrpura que recibió la verdad después de escuchar la palabra, y Priscila y Aquila, la pareja que se convirtió en obreros del evangelio. ¡La historia de la iglesia primitiva ciertamente se repetirá!”.

Pensando que la bendición que se concedió a la iglesia primitiva llegaría a nosotros si nos dedicábamos como Pedro y Pablo, como el misionero explicó, estábamos llenos de expectativas y emoción desde el primer día de nuestra misión de corto plazo.

Buenos Aires -> Neuquén Cuando estábamos esperando el tren para ir a la primera parada de la estación ferroviaria, de repente escuchamos el anuncio de que era imposible operar el tren. Nos miramos unos a otros y sonreímos. Las cosas no marchaban bien desde el principio, pero de alguna manera parecía una señal de que la obra del evangelio sería próspera.

Cambiamos nuestro plan y tomamos un bus para Mar del Plata. En esta famosa ciudad costera, predicamos la palabra de Dios diligentemente incluso ahorrando tiempo para comer. Ya que solamente podíamos quedarnos allí cinco días, nuestro corazón estaba ocupado. Pasaron dos días, pero no hubo ningún resultado. En nuestro tercer día, uno de los hermanos lloró durante la reunión. No fue solo porque no llevábamos fruto.

“He comprendido un poco más sobre el camino que el Padre y la Madre celestiales recorrieron por nosotros. En los primeros días de la iglesia, Ellos buscaron solos a los hijos celestiales, sin que nadie los ayudara. Deben de haberse sentido solos cuando nadie los escuchaba.”

Ese día, en que todos lloramos, pensando en el amor y sacrificio de Dios, todos llevamos fruto sin excepción. Sí, el corazón del Padre y la Madre era la clave para la obra del evangelio que debíamos tener.

El camino a Neuquén, nuestro siguiente destino, fue duro. Para empezar, estaba lejos, además tuvimos que esperar un largo tiempo porque no podíamos encontrar transporte. También enfrentamos inesperadas lluvias.

A altas horas de la noche, un hermano que sacudía las gotas de lluvia de su cabello y ropa, recitó un versículo de la Biblia con una sonrisa.

“En caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, […] peligros en el desierto, […] en muchos desvelos, en hambre y sed, […] en frío y en desnudez” (2 Co. 11:26-27).

“¡Amén!”

Así como el apóstol Pablo que solo se preocupaba por el evangelio y la iglesia incluso en el sufrimiento, una vez más todos hicimos la resolución de poner todo nuestro corazón para buscar a nuestros hermanos y hermanas a pesar de las dificultades e inconvenientes. En Neuquén también pudimos encontrar a un hermano perdido del cielo. Entre las personas de corazón frío que negaban la verdad, un trabajador de un museo local se acercó a nosotros y nos preguntó qué estábamos predicando. Le dijimos que estábamos entregando la verdad sobre Dios Madre. Prestó atención a las palabras de la Biblia con los ojos bien abiertos, por casi una hora.

“Quiero ser hijo de Dios Madre. Termino mi trabajo a las 10 p. m., ¿nos podemos encontrar otra vez?” Así que hicimos una cita para reunirnos nuevamente a esa hora. Predicamos en otro lugar y regresamos al museo a las 9:30 p. m. Él debe de haber estado esperándonos; cuando nos vio, nos saludó afanosamente. Estudió las palabras de Dios en la iglesia sucursal y recibió la bendición de convertirse en hijo de Dios.

Neuquén -> Comodoro Rivadavia en Chubut Hasta llegar a Chubut, nuestro destino final, pasamos por muchas ciudades. Podíamos sentir la bendición de Dios porque encontramos miembros de la familia celestial preparados por dondequiera que íbamos. Predicamos la verdad a la gente en la estación de servicio antes de subir al automóvil y a un conductor que detuvo su automóvil un momento. Cada lugar era el campo del evangelio y todos los que encontrábamos eran aquellos a quienes debíamos entregar el evangelio. Las cadenas de la fatiga y el cansancio intentaban detenernos, pero nuestra única misión: “Dondequiera que lleguen nuestros pasos, sembraremos la semilla del evangelio”, hacía mover nuestros pies y abrir nuestras bocas. Si podíamos salvar un alma, caminar diez o veinte kilómetros no era problema.

Poco después de llegar a Chubut, recibimos una llamada telefónica del misionero. Nos dijo que había una conocida de una hermana en Puerto Madryn, la primera ciudad de Chubut, que quería aprender las palabras de la Biblia. Mientras revisábamos su dirección, quedamos sorprendidos. No estaba lejos de nuestra ubicación, sino a unas pocas cuadras de distancia.

Miramos el mapa y tocamos el timbre, entonces nos dio la bienvenida. Al ver la gran cantidad de ídolos con los que decoraba su casa, pudimos sentir lo mucho que estaba buscando a las deidades. Era muy de noche, pero dimos testimonio del verdadero Dios Elohim a la señora que estaba sedienta de la verdad. Cuando comprendió con claridad quién es el Salvador a través de la Biblia, se deshizo de los ídolos sin dudarlo y recibió a Dios Padre y Dios Madre.

A la mañana siguiente, nos dirigimos a Comodoro Rivadavia con corazones llenos de gozo. Allí, nos esperaban la calumnia y el rechazo de muchas personas. Sin embargo, la ayuda de Dios que experimentamos en un corto tiempo fue muy grande como para que nos sintiéramos desanimados o para que nuestra resolución se debilitara poco a poco por la adversidad. Ciertamente, mientras predicábamos el evangelio valerosamente, pronto encontramos a las almas más preciosas que las joyas. Entre ellos, estaba el hermano Juan y su familia.

Estábamos predicando a un hombre en su jardín y un automóvil se estacionó; eran sus padres. Nos preocupaba que no les agradara la predicación, pero nos invitaron a su casa y nos sirvieron pan y té. Dijeron que ellos también querían escuchar las palabras de la Biblia.

La pareja estudió las palabras y confiaron más cuando confirmaron la verdad de la Madre celestial.

“Durante mucho tiempo, hemos estado buscando la iglesia que enseña la verdad. No tengo ninguna duda de que fue Dios quien los guio a nosotros.”

Juan y Karina, la pareja, y su hijo Gabriel recibieron la bendición de una nueva vida de inmediato. Al día siguiente, el segundo hijo del hermano Juan también nació como hijo de Dios.

Después de estudiar sobre el culto, todos dijeron a una voz: “Por favor guarden el culto de mañana en nuestra casa. Permitan que nuestra familia reciba la bendición de Dios Padre y Dios Madre”.

La familia del hermano dio gracias a Dios por permitirles encontrar la verdad y guardar el culto de manera piadosa. Oramos para que crezcan hasta convertirse en obreros del evangelio que estén en la línea de frente y completen la misión del evangelio en Chubut como la pareja de Aquila y Priscila.

Otra vez en Buenos Aires Después de terminar el programa de la misión de corto plazo, quedaron los prósperos resultados del evangelio, la confianza de que todo es posible en Dios, y la infinita esperanza de completar sin falta el evangelio en Argentina. Ya que obtuvimos buenos resultados, los miembros jóvenes están preparando el segundo y tercer viaje misionero de corto plazo. Como hemos comprendido que podemos saltar sobre un gran muro que no podemos superar con nuestra propia fuerza, si confiamos en Dios, no dudamos ni vacilamos más.

Durante los últimos años, se han establecido decenas de Siones en Argentina, pero todavía hay muchos lugares donde el evangelio debe ser predicado. No podemos olvidar a un miembro nuevo que nos miró con sorpresa y dijo: “¡He creído en Dios toda mi vida, pero nunca había escuchado sobre la Madre celestial!”. Ni siquiera podemos imaginar cuántas almas están sedientas por la verdad del agua de la vida en toda Argentina.

Estamos agradecidos de que otra Sion en Argentina esté preparando la misión de corto plazo en la provincia de La Pampa. Cuando todos unamos nuestras fuerzas, podremos abrir las compuertas del agua de la vida a todos los pueblos y callejuelas de Argentina este año. ¡Nuestros corazones ya están latiendo de emoción!

Recordamos la palabra de alguien: “No pueden comprender el camino que nuestros Padres celestiales han recorrido por nosotros con tan solo escucharlo. Pueden entenderlo por completo solo después de recorrer ese camino ustedes mismos”. ¡Así como los apóstoles siguieron el camino de amor y sacrificio hasta el final grabando en sus corazones la pasión de Jesús, nosotros también seguiremos siempre al Padre y a la Madre y completaremos la misión de predicar en Argentina y a los siete mil millones de personas en todo el mundo!