107.º Aniversario del Nacimiento de Cristo Ahnsahnghong

Transformando el mundo emulando el amor de Cristo

Corea del Sur

diciembre 31, 2024 7,330 visualizaciones

En diciembre, el mes que marcó el final del año, los miembros de la Iglesia de Dios de todo el mundo celebraron el sagrado nacimiento de Cristo Ahnsahnghong y reavivaron su pasión por el evangelio para el nuevo año. El 22 y 23 de diciembre, se llevó a cabo una celebración previa en el Instituto de Formación Go&Come de Okcheon, reuniendo a más de veinte mil participantes, incluyendo el 81. er Grupo de Visita del Extranjero, miembros del personal pastoral y miembros con ministerio y posición de Corea.

Posteriormente, el día del sagrado nacimiento, el 31 de diciembre (1 de diciembre según el calendario lunar), se realizó un culto conmemorativo simultáneo en las iglesias locales en todo el mundo. El evento sirvió como una oportunidad para honrar el amor de Cristo, que vino por segunda vez para la salvación de la humanidad, y de renovar el compromiso conjunto de los miembros de todo el mundo para la misión del evangelio. Durante la primera parte del culto, la Madre celestial recordó a los miembros el sacrificio del Padre celestial de venir a esta tierra para buscar a sus hijos perdidos y concederles la vida eterna. Los animó a seguir su ejemplo dedicándose a salvar almas. “Como hijos de Dios, que es amor, compartamos ese amor con todas las personas que viven sin esperanza, y guiémoslas a Sion, el lugar de salvación” (1 Jn 4:7-8, Jn 15:1-5).

El Primer Pastor Kim Joo-cheol también enfatizó la importancia de practicar el amor. “Cuando nos humillamos y nos sacrificamos por los demás, podemos llevar el fruto del evangelio y completar la evangelización mundial que Dios nos encomendó hacer. En el nuevo año, renazcamos con amor y lideremos un cambio positivo en el mundo” (Lc 19:12-16).

La segunda parte del evento conmemorativo comenzó grandiosamente con la interpretación del cuarto movimiento de la Sinfonía n.º 5 de Beethoven por parte de la Orquesta Mesías. Tras la magnífica interpretación de la orquesta, subieron al escenario miembros de todas partes del mundo con actuaciones de felicitación. Los miembros del extranjero que visitaron Corea como parte del 81. er grupo de visita dieron gloria a Dios Elohim con sus actuaciones de instrumentos tradicionales, danzas y conjuntos vocales. Entre las diversas actuaciones, el tinikling, la danza folclórica de Filipinas, que consiste en movimientos rítmicos con cañas de bambú, y la marinera, una danza folclórica del Perú, que fue interpretada con melodías de instrumentos tradicionales como la quena, la zampoña y el charango, cautivaron al público. Los grupos de Tonga y Nueva Zelanda, así como de Rep. de Sudáfrica y Mozambique, interpretaron cada uno sus danzas y canciones tradicionales, mostrando la belleza de la unidad y la armonía. La audiencia resonó con aplausos mientras los artistas se movían al unísono, ofreciendo una actuación vibrante y dinámica. Para aumentar el entusiasmo, las grabaciones de vídeo de las presentaciones de coro y danza enviadas por los miembros del extranjero resaltaron las culturas únicas de cada país, creando una experiencia valiosa y colorida, casi como un viaje alrededor del mundo.

El mensaje principal de cada actuación fue la gratitud y la alabanza a Dios, y un firme compromiso de completar la misión del evangelio. La Madre, conmovida por la devoción de los miembros que prepararon el evento, expresó su alegría y animó a todos:

“Durante este tiempo, hemos reflexionado sobre la gracia, el amor y el sacrificio del Padre, fortaleciendo nuestra fe. En el nuevo año, unámonos aún más en el amor y avancemos diligentemente hacia el reino de los cielos”.

Inspirados por las palabras de la Madre, los miembros acogieron profundamente estas reflexiones y renovaron con firmeza su determinación para el año venidero. La hermana Monique Vaitalipapa Mailei, de Auckland, Nueva Zelanda, compartió sus pensamientos: “Participé en la actuación porque era un regalo de gratitud para nuestro Padre y nuestra Madre celestiales, quienes nos han bendecido tan abundantemente. Al cerrar este año y situarnos en el punto de partida de uno nuevo, abrazaré el amor que la Madre enfatizó y siempre mantendré un corazón agradecido mientras predico el evangelio y conduzco muchas almas a la salvación”. La diaconisa Lee Eun-jeong, de Incheon, Corea, reflexionó: “Ver las actuaciones de nuestros hermanos de todo el mundo me recordó una vez más el sacrificio que nuestro Padre y nuestra Madre celestiales hicieron para establecer la Iglesia de Dios tal como es hoy. Siguiendo su ejemplo, me esforzaré aún más por apoyar el crecimiento espiritual de mis hermanos”.