Pida perdón primero, antes de que se ponga el sol

Kim Du-ri, desde Mánchester, Reino Unido.

12,799 visualizaciones

Cuando pasó el invierno y la primavera estaba a punto de comenzar, se emitió el confinamiento en todas las ciudades del Reino Unido. Fue una acción tomada para prevenir la propagación del virus, ya que el número de casos confirmados y muertes aumentaba cada día debido a la pandemia de COVID-19. Cuando comencé a trabajar desde casa, pude pasar más tiempo con mi familia.

Fue muy bueno al principio. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, comencé a tener más conflictos con mi esposo. Como nos sentíamos cómodos el uno con el otro, hablábamos con menos cuidado, lo que terminó hiriendo los sentimientos del otro. Un día, levantamos la voz un poco mientras discutíamos sobre algo sin importancia. Tratando de ignorar el ambiente incómodo que se arremolinaba en la casa, miré por la ventana y pensé: “Yo tenía la razón”. Entonces noté que el sol se estaba poniendo. En ese momento, recordé las palabras de la Madre que escuché recientemente en un sermón en vídeo y me sentí culpable.

“No se ponga el sol sobre su enojo. Intenten pedir perdón antes de que se ponga el sol. Intenten pedir perdón, aunque no haya sido culpa suya. Si les preguntan por qué piden perdón aunque no fue su culpa, digan: ‘Porque me siento culpable’.”

Este era el momento perfecto para poner en práctica esas palabras, pero mi orgullo seguía diciéndome que “tenía razón” y que “no era mi culpa”. Reprimiendo mi orgullo con las palabras de la Madre, fui primero a ver a mi esposo. Rondaba a su alrededor, tratando de encontrar el momento adecuado para disculparme con él, pero dudaba, me sentía incómoda. Mientras dudaba, el sol seguía bajando por el oeste. El sol parecía ponerse más rápido de lo habitual y me sentí ansiosa. Antes de que el sol se pusiera por completo, logré abrir la boca y decir:

“… perdóname.”

Una vez que dije perdóname, fue muy fácil decir lo demás. Mi esposo también se disculpó, diciendo que él era el que debía pedir perdón. Nuestro hijo que nos miraba nos preguntó:

“¿Por qué se están pidiendo perdón de repente?”

“Bueno, si cometes un error, debes pedir perdón antes de que se ponga el sol.”

Desde entonces, mi hijo nos dice que nos disculpemos cada vez que el sol está por ponerse.

Al poner en práctica las palabras de la Madre, comprendí por qué Ella dijo que debemos pedir perdón antes de que se ponga el sol. Cuando me deshice de mi orgullo, me humillé y me disculpé primero, nuestros corazones endurecidos se derritieron como la nieve y nuestro amor mutuo se fortaleció más y nos llevó a ser uno.

Mientras corremos por el evangelio, a veces, sin saberlo, herimos los sentimientos de nuestros hermanos o nos sentimos heridos. Pero no podremos entrar en el cielo si nuestros corazones están cubiertos de odio y quejas. Creo que la forma de evitar una situación tan lamentable es pedir perdón con sinceridad antes de que se ponga el sol. Antes de que se ponga el sol, mientras todavía tengamos la oportunidad, desecharé mi corazón endurecido y mi orgullo y me acercaré yo primero a los hermanos diciéndoles “perdóneme” para que seamos uno en amor; porque incluso la oportunidad de arrepentirme se perderá si el sol del evangelio se pone mientras dudo.