Oración muy de mañana

Marcos 1:35-39

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Muy de mañana, Jesús salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Simón y los que con él estaban, vinieron a Él.

“Todos te buscan”.

Jesús les dijo: “Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido”.

Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea.

La noche anterior, Jesús pasó un tiempo ocupado curando hombres con diversas enfermedades y echando fuera muchos demonios. Sin embargo, arriesgando el cansancio de su cuerpo, comenzó su día con oración muy de mañana. Con el fin de llevar a cabo su misión de predicación en esta tierra, Jesús movió sus pasos en silencio.

“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, […]” Col 4:2-3

Se nos ha confiado la misión de predicar a siete mil ochocientos millones de personas. Entonces, ¿qué debemos orar? Es obvio. Pidamos la gracia de Dios antes de dar el primer paso para predicar el evangelio, de modo que no tengamos miedo dondequiera que vayamos. Hemos sido llamados para ello, y la obra de la salvación se llevará a cabo en dondequiera que avancemos.