Equilibrio ecológico mantenido por la mano invisible

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Un pingüino rey bebé fue atacado por un petrel gigante antártico. Esta es la escena de un documental que trajo tensión y destrozó el corazón de muchos espectadores. Cuando el petrel gigante, que buscaba una oportunidad, atacó a los pingüinos rey bebé mientras sus padres estaban ausentes, uno de ellos corrió hacia el camarógrafo como pidiendo ayuda. Temblando de miedo, sostuvo el soporte de la cámara con sus alas y le suplicó. Pero el equipo de cámaras no pudo hacer otra cosa que seguir observando la situación, porque como observadores no podían ir en contra del ecosistema, la gran ley de la naturaleza.

El petrel gigante atacó a los pingüinos bebés por una razón: tenía a sus crías esperando en su nido. Si la madre petrel gigante no lograba encontrar comida, sus crías morirían de hambre. Tanto los pingüinos que querían vivir como los petreles gigantes hambrientos son miembros del feroz ecosistema donde la relación entre comer y ser comido es un principio invisible.

La cadena alimenticia de comer y ser comido

Los seres vivos que habitan en el ecosistema tienen la relación de comer y ser comidos. Los saltamontes que se alimentan de la hierba, son devorados por las ranas, y las ranas por las serpientes. De esta forma, las relaciones depredador-presa en el ecosistema están conectadas como una cadena. Por esa razón, se le denomina cadena alimenticia. Como la mayoría de los seres vivos del ecosistema comen una variedad de alimentos, la cadena alimenticia se enreda intrincadamente como una red, por lo que también se le denomina red alimenticia.

La cadena alimenticia es un proceso de transmisión de energía solar a través de la relación entre comer y ser comido. Las plantas verdes que sintetizan materia orgánica, utilizando compuestos inorgánicos y energía solar, se denominan productores, y se convierten en nutrientes para otros organismos. Los animales que consumen la materia orgánica elaborada por los productores se denominan consumidores. Los consumidores se dividen en tres categorías diferentes: consumidores primarios, consumidores secundarios y consumidores terciarios. Los consumidores primarios o herbívoros son los animales que se alimentan de plantas; los consumidores secundarios son los animales que se alimentan de herbívoros; y los consumidores terciarios son depredadores superiores. Cuando un organismo muere, los descomponedores lo descomponen, este se convierte en materia inorgánica y las plantas lo absorben nuevamente. Los descomponedores representativos son las bacterias y hongos como las setas. La cadena alimenticia no termina con los depredadores superiores, sino que vuelve a los productores a través de los descomponedores; se crea un gran círculo.

Equilibrio ecológico mantenido por la insondable providencia

Las vastas sabanas africanas están llenas de misterios de los orígenes. Vemos leones disfrutando de una tranquila siesta a la sombra de los árboles bajo el sol abrasador. ¿El león, uno de los depredadores superiores, es el rey de este lugar?

Siempre que llega julio, cientos de miles de ñus migran desde el Serengueti, Tanzania, a Maasai Mara, Kenia. Se trasladan constantemente en busca de abundante hierba y agua. Entonces los leones no tienen más opción que trasladarse, siguiendo a los ñus, sus presas. Irónicamente, las vastas praderas se desplazan de acuerdo con las plantas que se encuentran en la parte inferior de la cadena alimenticia. El mundo de los animales salvajes es un lugar dominado por la insondable providencia, no por las competiciones interminables o la ley de la selva.

Los leones, los superdepredadores, cazan una vez cada tres o cuatro días. Si los leones matan ñus indiscriminadamente aun cuando no tengan hambre, solo quedarán depredadores como los leones en las sabanas africanas, y serán conducidos a la codestrucción. Los leones, que se alimentan de los ñus, saben instintivamente que tampoco podrán sobrevivir si todos ellos se extinguen.

Sea la hierba o los leones, mueren después de un tiempo. Sin embargo, la tierra no se llena de cadáveres de animales o plantas muertas. Esto se debe a que existen los descomponedores. Los descomponedores como los gusanos o los ácaros dividen los cadáveres, que son organismos, en grandes trozos, y los microorganismos como los hongos y las bacterias los descomponen completamente en forma de materia inorgánica, que las plantas pueden utilizar. Las materias inorgánicas producidas por los descomponedores se utilizan para la fotosíntesis de las plantas, y los organismos producidos por las plantas se desplazan a lo largo de la cadena alimenticia y regresan al suelo mediante los descomponedores. Este es el ciclo de la materia en el ecosistema.

Asimismo, aunque una determinada especie disminuya drásticamente debido a un cambio repentino en la situación, como un desastre natural, su número se recupera gradualmente y mantiene el ecosistema en equilibrio. Por ejemplo, en una cadena alimenticia de pasto, saltamontes, ranas y serpientes, si el número de saltamontes disminuye repentinamente, habrá más pasto, que es el alimento de los saltamontes, y las ranas y las serpientes, los depredadores que comen saltamontes, disminuirán uno tras otro. Sin embargo, cuando la cantidad de saltamontes aumente nuevamente, el pasto disminuirá y la cantidad de ranas y serpientes aumentará; todo retornará al estado original. Pero el ecosistema tiene una red alimenticia que es más compleja que esta. Por lo tanto, puede mantener su equilibrio porque, aunque una determinada especie disminuya, otras especies similares pueden reemplazarla. Los ecosistemas con redes alimenticias complejas tienen la capacidad de mantener su propio equilibrio y controlarlo de manera segura.

Red alimenticia rota

Sin embargo, el equilibrio ecológico se rompe si hay un cambio extremo. En la mayoría de los casos, la destrucción del ecosistema comienza con los seres humanos.

El ecosistema a veces se altera cuando los seres humanos transportan animales o plantas a una región que no es su hábitat original, ya sea accidental o deliberadamente. El pepino asado (Sicyos angulatus) se encuentra fácilmente cerca de los arroyos en Corea. Se trajo por primera vez a Corea desde Norteamérica para usarlo en injertos, pero ahora se ha extendido por todo el país. Como persiste en su crecimiento y es prolífico, otras plantas no pueden sobrevivir en los lugares donde se asientan los pepinos asados. Los coipos (o nutrias, apodadas “ratas monstruosas”) arruinan el ecosistema a medida que aumentan rápidamente. Corea los importó de Sudamérica alrededor de 1985 para usarlos como pieles y alimento. Sin embargo, como estaban en desgracia, las granjas dejaron de criarlos. Como resultado, se apoderaron del ecosistema con su gran apetito y alta tasa de reproducción. La cadena alimenticia está colapsando a medida que el ecosistema autóctono es invadido por las especies introducidas.

El Parque Nacional Everglades en Florida, EE. UU., está luchando contra las pitones de Birmania. Estas serpientes nativas del sudeste asiático fueron llevadas a los Estados Unidos como mascotas. Sin embargo, cuando los dueños se aburrieron de ellas y las tiraron, comenzaron a conquistar rápidamente el ecosistema. Las pitones de Birmania no tienen enemigos naturales y se alimentan incluso de cocodrilos y ciervos, así como de animales pequeños como ratones y conejos.

En 2010, el Director Ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner, anunció que el daño anual estimado de las especies invasoras en todo el mundo ascendía a más de 1,4 billones de dólares. El mundo está sufriendo perturbaciones ecológicas causadas por especies introducidas.

Además, la red alimenticia, que una vez era densa, se rompe debido a la extinción de muchas plantas y animales por la contaminación ambiental, el calentamiento global, la caza furtiva indiscriminada, etc. El caso de los dodos mostró por primera vez el peligro de la extinción. Vivían en la isla de Mauricio, al este de África. Los europeos que llegaron a la isla de Mauricio a principios del siglo xvi, cazaron imprudentemente a estas aves no voladoras, y la cantidad de dodos disminuyó con el tiempo. Pero después de encontrar al último dodo en 1681, esta especie se extinguió por completo. Más tarde, en la isla, los árboles de calvaria comenzaron a disminuir repentinamente. Esto fue consecuencia de la extinción de los dodos, que solían ayudar a los árboles de calvaria a germinar comiendo sus semillas y excretándolas. La extinción de una especie puede provocar, como el dominó, la extinción de otras criaturas.

Podemos entender ahora el gran peligro que enfrenta el ecosistema, a través de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esta ha evaluado alrededor de 74 000 especies entre más de 1 700 000 organismos vivos registrados en el planeta. El resultado indica que alrededor de 20 200 especies están en peligro de extinción, y 10 000 de ellas son plantas. Por grupo taxonómico, el 40 % de las gimnospermas, el 26 % de los mamíferos, el 13 % de las aves y el 41 % de los anfibios se encuentran en peligro de extinción. Considerando que el número de especies evaluadas es insignificante, se estima que la extinción de los seres vivos de la Tierra es mucho mayor en escala. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), unas 10 000 especies se extinguen cada año, incluidas aquellas que aún no se han descubierto. El biólogo conservacionista de la Universidad de Duke en los Estados Unidos, Stuart Pimm, sostiene con preocupación que las especies se están extinguiendo mil veces más rápido que antes del desarrollo de la civilización, y que vamos a enfrentar una gran extinción.

Desde el principio, todos los seres vivos de la Tierra han mantenido su equilibrio a través de la cadena alimenticia de acuerdo con la providencia invisible. El ecosistema, en el que los seres vivos están conectados entre sí y manteniendo su equilibrio exquisito, es maravilloso.

El ecosistema es más pacífico sin la intervención artificial de los seres humanos. Ninguno de los miembros del ecosistema carece de importancia. Influyen y son influenciados recíprocamente. De acuerdo con su naturaleza se adaptan a la providencia sin volverse avaros. Es porque saben muy bien que los depredadores que extinguen otras especies se autodestruyen. Los seres humanos son los únicos que siempre olvidan este hecho.