Había una chica solitaria a la que le gustaba dibujar y cuya única alegría era observar insectos. La niña encontró un objeto sólido en la rama de un árbol, que parecía una piedra o una semilla. Observó los cambios de ese objeto durante toda la estación y los dibujó. Cuando llegó la primavera, el objeto voló hacia el cielo con alas ligeras. Era una crisálida que había mudado y se había convertido en mariposa. Esta chica, que observaba la mágica metamorfosis por primera vez, era Maria Sibylla Merian, una pintora alemana y la primera entomóloga del siglo xvii.

Ahora sabemos que una oruga de aspecto grotesco y que proviene de un huevo, se convertirá en una hermosa mariposa en algún momento, pero las personas no lo sabían hasta hace unos pocos siglos. La gente consideraba a las orugas como los “frutos del diablo” de la sucia basura, y a las mariposas como pequeños pájaros que caían del cielo en primavera y desaparecían en el otoño. Consideraban a los huevos, las orugas, las crisálidas y las mariposas como criaturas diferentes entre sí. En aquel entonces, era imposible siquiera imaginar que una oruga, que momentos atrás se arrastraba en la tierra, se transformaría en una mariposa y volaría por los cielos.
Principio de la generación espontánea
La generación espontánea es una hipótesis que sostiene que las criaturas vivientes pueden surgir solas, sin padres. Esta hipótesis fue creada por Aristóteles, el antiguo filósofo griego, basado en doctrinas filosóficas y mitos antiguos; obtuvo su evidencia de las pulgas que salen del polvo y de los gusanos que se forman alrededor de la carne descompuesta. Además, afirmó que no solo surgen invertebrados sino también algunos vertebrados superiores, y uno de los ejemplos que tomó fueron las anguilas. Como no se encontraron órganos reproductores en las anguilas ni se encontraron anguilas jóvenes o sus huevos, supusieron que estas surgían espontáneamente del lodo.
Las anguilas viven en agua dulce, pero van al océano donde nacieron cuando llega el tiempo de reproducirse. Cuando esto sucede, sus órganos digestivos se atrofian y sus órganos reproductores se desarrollan. Se sabe que las anguilas engendran en el mar profundo. El huevo de una anguila atraviesa su etapa de larva, que tiene forma de una hoja de bambú, con el nombre de Leptocéfalo y regresa al río después de transformarse en una anguila. Como Aristóteles no conocía el peculiar ciclo de vida de la anguila, solo observó las anguilas adultas y llegó a la conclusión equivocada de que surgían espontáneamente.
La opinión de Aristóteles de que las criaturas vivientes pueden surgir casualmente de la materia no viviente que existe en el mundo natural, fue aceptada como teoría establecida incluso en tiempos modernos, y muchas personas pensaban que los seres vivos surgían del agua o del suelo. Hoy en día suena absurdo, pero en aquel entonces, hasta los eruditos prominentes creían en la generación espontánea. Este es un buen ejemplo. A principios del siglo xvii, el químico belga Jan Baptiste van Helmont, registró uno de sus experimentos como evidencia de la generación espontánea, en el cual colocó una camisa sudada junto con un poco de trigo y, supuestamente, nacieron ratones 21 días después.
El experimento de Helmont apoya la teoría de la generación espontánea

La generación espontánea contra la biogénesis
A mediados del siglo xvii, el médico italiano Francesco Redi llevó a cabo un experimento que refutó la generación espontánea por primera vez. Contradijo la generación espontánea, con base en la hipótesis de William Harvey, médico famoso por su teoría de la circulación de la sangre, la cual escribió en su libro Exercitationes de Generatione Animalium: “Los insectos, las lombrices y las ranas no surgen de manera espontánea, sino de huevos que son demasiado pequeños para ser vistos”. Puso un trozo de carne en dos recipientes: uno cubierto con una tela y el otro abierto. Como resultado, no sucedió nada con la carne en el recipiente cubierto con una tela, pero se encontraron gusanos y moscas en el recipiente que quedó abierto. Con base en esto, Redi anunció la biogénesis, que sugiere que los seres vivos solo provienen de seres vivos, y la teoría de la generación espontánea fue descartada.
Experimento de Redi que anunció la biogénesis

No obstante, la teoría de la generación espontánea ganó fuerza nuevamente por Anton van Leeuwenhoek, quien descubrió microorganismos al usar un microscopio por primera vez. Fue porque encontró un microorganismo en un recipiente sellado que contenía un trozo de carne. La teoría de la generación espontánea no desapareció hasta el siglo xviii. El biólogo inglés Joseph Needham descubrió microorganismos en un experimento en el cual puso caldo de carne hervido en un matraz, lo selló y luego lo esterilizó de nuevo poniéndolo en cenizas calientes. Insistió en que “las criaturas simples como los microorganismos pueden surgir espontáneamente”, y su insistencia provocó una nueva disputa.
El biólogo italiano Lazzaro Spallanzani, más tarde se opuso a la insistencia de Needham. Sugiriendo que la esterilización pudo no haberse realizado correctamente en el experimento de Needham o que pudo haberse contaminado al sellar el matraz, demostró a través de experimentos repetidos que los microorganismos no surgían cuando se hervía un matraz completamente sellado con caldo de carne. Pero luego Needham refutó su insistencia, diciendo: “El calentamiento excesivo no solo destruyó los microorganismos sino incluso la energía del crecimiento”, y: “Es natural que la vida no pueda crecer si se interrumpe la circulación del aire”; así, los dos entraron bruscamente en un conflicto.
Fin de la discusión
Quien puso fin a la feroz discusión e hizo que la teoría de la generación espontánea se rindiera en el siglo xix, fue Louis Pasteur. Suponiendo que los microorganismos del polvo en el aire entran en la comida y se reproducen, propuso un experimento simple pero brillante. En un experimento llamado Experimento del matraz de cuello de cisne, calentó el cuello del matraz que contenía una solución de levadura y azúcar, y lo hizo largo y delgado en forma de S. Luego lo esterilizó hirviendo la solución en el matraz de cuello de cisne, y dejó que el aire circulara libremente a través del cuello del matraz.
Experimento del matraz de cuello de cisne de Pasteur

Los resultados fueron sorprendentes. A diferencia de los frascos comunes, no se encontraron microorganismos en los matraces de cuello de cisne. Fue debido a la forma única del matraz de cuello de cisne que permite que el aire circule libremente pero bloquea el ingreso del polvo debido al agua estancada. Cuando rompió el cuello del matraz de cuello de cisne, pudo confirmar que crecieron microorganismos en la levadura líquida unos días más tarde. A través de este experimento, Pasteur refutó la teoría de la generación espontánea al mostrar que los microorganismos no siempre se reproducen aunque el aire entre y salga, y demostró que los microorganismos pueden surgir cuando hay otros microorganismos.
Con la publicación de la tesis de Pasteur, la teoría de la generación espontánea desapareció sin dejar rastro y se confirmó la biogénesis, lo cual significa que debe haber padres que tengan vida para que surja un ser vivo.
Esto se ha demostrado recientemente con el desarrollo de la ciencia, y es un principio inmutable que los seres vivos nunca surgen espontáneamente. La vida solo viene de la vida, y los seres vivos que nacen, tienen los rasgos de sus padres. El curso de la vida desde el padre hasta el hijo todavía continúa hasta nuestros días. Si rastreamos el curso de la vida, ¿qué ser existe al principio?
“Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí, hijo de Matat, […] hijo de David, […] hijo de Judá, hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, […] hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, hijo de Matusalén, hijo de Enoc, […] hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.” Lc. 3:23-28
- Referencias
- Lee Jong-ho, Genios que vencieron a los genios 1 (en coreano, 천재를 이긴 천재들 1), Geulhangari, 2007
- Kim Du-sik y Lee Hee-bong, Comprensión moderna de ciencias de la vida (en coreano 생명과학의 현대적 이해), Yonsei Univ. Press, 1990
- Gu Ja-hyeon, Experimento del matraz de cuello de cisne de Pasteur (en coreano, 파스퇴르의 백조목 플라스크 실험), Science Donga, agosto de 2005