El aroma de mamá, el olor más agradable del mundo

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Para los recién nacidos, su madre lo es todo. No hay ningún lugar en el que se sientan más seguros que en los brazos de su madre. Se dice que el “cuidado canguro” se desarrolló en un hospital de Bogotá, Colombia, para suplir la falta de incubadoras en 1978 cuando la tasa de mortalidad de bebés prematuros era alta. Según este método, una madre sostiene a su bebé desnudo contra su piel desnuda para mantener una óptima temperatura corporal del bebé. El envolver a su bebé en su pecho se parece mucho a una madre canguro llevando a su bebé en su marsupio, que es de donde proviene el nombre de cuidado canguro.

El cuidado canguro también es llamado “milagro del pecho de una madre”. Esto se debe a que el simple hecho de colocar a un bebé en el pecho de su madre para que perciba su aroma y sienta su calor, ayuda a reducir drásticamente la mortalidad infantil y también es muy eficaz en el tratamiento de bebés prematuros. ¿Cuál es el secreto del aroma de la madre proveniente de su cálido pecho?

Las madres reconocen a sus hijos por su aroma

La mayoría de los mamíferos lamen a sus recién nacidos para eliminar el líquido amniótico de la superficie de su cuerpo, lo cual ayuda a estabilizar su temperatura corporal. Durante este proceso, una gran cantidad de saliva cubre todo su cuerpo. A medida que la saliva se evapora, su olor y las sustancias que contiene permanecen y funcionan como feromonas. En otras palabras, las feromonas de una madre en sus recién nacidos la ayudan a distinguirlos de otros bebés.

Los lechones de jabalí comienzan a seguir a su madre desde el día siguiente de su nacimiento. Se localizan y se llaman gruñendo. Cuando la madre siente peligro, suelta un grito corto. Esto permite que sus lechones se escondan rápidamente en un arbusto cercano o en su nido. Cuando esto sucede, la madre identifica a sus propios lechones a través del olfato. Si otros lechones se acercan a los suyos, los muerde o los ataca.

Reconocer a sus hijos es fundamental para las ovejas; en un ambiente abarrotado y lleno de empujones, estos animales deben aprender a reconocer a sus corderos antes de perderlos en la manada. Gracias al sentido del olfato de las ovejas, la mayoría de ellas reconocen a sus propios corderos dentro de los treinta minutos posteriores al nacimiento; reconocen a sus crías por el olor. El aroma se recuerda toda la vida, y desempeña un papel importante en la unión de las madres y sus crías. Por eso, si una oveja no puede olfatear a sus corderos en la primera hora después de su nacimiento, es muy probable que los abandone o que amamante a otros corderos, confundiéndolos con sus crías.

Los seres humanos también tienen una habilidad especial para distinguir a sus propios hijos por el olfato. Las madres pueden identificar a sus propios hijos simplemente oliendo las camisetas usadas por ellos. ¿Cómo pueden las madres tener un sentido del olfato tan asombroso?

El Dr. Samuel Weiss y los miembros de su equipo en la Universidad de Calgary, Canadá, publicaron sus hallazgos en Science, revista científica internacional de renombre, en 2003. Afirmaron que habían descubierto a través de experimentos con ratones que, al principio del embarazo, se producen neuronas incipientes en el prosencéfalo. Estas células luego migran a los bulbos olfatorios y forman un sistema nervioso olfativo. Los científicos han asumido que las neuronas recién nacidas tienen un papel importante en la capacidad de un ratón para reconocer a sus propias crías por el olfato. Según los científicos, a las madres humanas también les ocurre lo mismo, por lo que pueden distinguir el olor de sus propios bebés recién nacidos del de otros neonatos.

The scent of a mother is a safe signal for her baby to perceive her presence

No solo una madre reconoce a su hijo por el olor, sino que al bebé también le encanta el aroma de ella. Los recién nacidos tienen un sentido del olfato mucho más fuerte que los adultos. Además, dado que no pueden identificar con precisión a sus madres mediante el uso de sus sentidos del oído y la vista hasta que cumplen los tres o cuatro meses, sienten la presencia de su madre con un olfato más agudo que cualquier otro sentido. En especial, se sienten más cómodos con el líquido amniótico de su madre, que han olido en el útero, y con su leche materna.

Se sienten seguros en los brazos de su madre a través de sus ojos llenos de amor, su voz y sus latidos. Esta sensación de seguridad les ayuda a confiar en que ella siempre estará ahí para ellos. Las emociones y sentimientos que tienen hacia su madre se convierten en impresiones representativas que tienen de los demás, lo que les permite confiar en otras personas y acercarse a ellas incluso en la adultez. En otras palabras, el vínculo de apego que se forma entre una madre y su hijo tiene una gran influencia en las relaciones interpersonales del niño más adelante en la vida.

El apego, el vínculo emocional entre el niño y el cuidador, se forma cuando el niño siente satisfacción y alegría en una relación cercana y constante con el cuidador. Cuando los bebés desarrollan un vínculo de apego seguro, exploran libremente su entorno, incluso en una situación desconocida, siempre que estén con su madre. Lloran o buscan a su mamá cuando se va, pero confían en que volverá.

Una de las formas fáciles de crear un vínculo seguro con su bebé es dejar que este lo huela. Cuando el bebé huele algo familiar y cómodo, se liberan hormonas de la felicidad que le hacen sentirse seguro, lo cual influye en gran medida en su desarrollo emocional. Es por eso que debe darle a su bebé suficientes oportunidades para que lo huela durante los primeros tres años de vida, que es un período crítico para el desarrollo del bebé.

Por eso, aunque otro cuidador pueda hacerse cargo del bebé en lugar de su madre, es solo una formalidad; no puede proporcionar estabilidad emocional al bebé sin el olor de la madre. En un ambiente sin el olor de la mamá, el bebé percibe la ausencia de ella y se siente inseguro. Estar con la persona que tiene el olor de la madre, es decir, con la madre misma, puede brindarle una seguridad óptima al bebé.

Olor a hierba fresca, olor a sudor y polvo que se impregna en la ropa, olor a maquillaje, etc.

Todas estas son las expresiones del olor de la madre, aunque parecen muy diferentes entre sí. El aroma de la madre, que trae un vago recuerdo de la infancia, brinda paz y consuelo a todos. El aroma que olió en los brazos de su madre cuando era un bebé, puede haber desaparecido de su memoria, pero es el hecho mismo de que su madre, que es el mundo para usted, está ahí para usted.

Las madres pueden identificar con precisión a sus bebés solo por el olor, y los bebés recuerdan el olor de su madre que olieron en el útero. Una madre y su hijo confirman la identidad del otro incluso con un leve olor. ¿Cuál es la profunda voluntad de Dios para su relación?

“para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria. […] Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo.” Is 66:11-13

Referencias
Katherine Ellison, The Mommy Brain (El cerebro de mamá), 2005
Lee Hyeon-su, El olor de mamá por tres horas al día (en coreano, 하루 3시간 엄마 냄새), 2013