Cuando recorremos el camino de la fe en este desierto espiritual, a veces nuestros corazones se fastidian por las circunstancias que nos rodean, en las cuales podemos ser fácilmente propensos a murmurar y quejarnos en lugar de dar gracias a Dios. Sin embargo, Dios quiere que nosotros, los hijos de Dios, llevemos una vida de gratitud, y nos enseña a través de la Biblia a estar siempre agradecidos.
En la Biblia, hay un sacrificio de acción de gracias entre muchos sacrificios establecidos por Dios. Un sacrificio de acción de gracias glorifica a Dios y es aceptable ante Él, como el sacrificio de Abel (Sal. 50:23). Como creyentes en Dios, debemos aprender a dar gracias en cualquier condición y circunstancia desfavorable o difícil.
Un día, una señora de mediana edad visitó una familia después de comprar una pequeña cesta llena de frutas. Al dársela a la dueña de la casa, ella tomó una manzana hermosa y se la dio a su hijo. Sin embargo, después de recibir la manzana, el niño no dijo nada. Cuando la madre del niño vio esto, dijo: “¿Qué debes decir cuando recibes algo de una persona?” Recién entonces el niño dijo algo a la señora mirándola.
“Por favor, péleme la manzana”.
Esta historia nos muestra vívidamente qué desagradecidas son las personas hoy en día. En tiempos antiguos, la gente expresaba su gratitud repetidamente cuando recibían algo de alguien, aunque fuera pequeño. Sin embargo, en estos días la mayoría de las personas olvidan dar gracias. Cuando escuché la historia del niño que pidió a la señora que pelara la manzana en vez de decirle “gracias”, sentí amargura, pues esto parecía reflejar el lado oscuro de esta generación.
Nosotros, como el pueblo de Sion, no debemos hacer esto. Si estamos agradecidos por todas las cosas, sean grandes o pequeñas, podemos estar seguros de que estamos viviendo en Sion y sirviendo a Dios.
El escritor inglés Izaak Walton expuso: “Dios mora en dos lugares: uno es el reino de los cielos, y el otro es el corazón que le agradece”. Dios dijo que estaría con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mt 28:20). Por lo tanto, siempre debemos dar gracias a Dios.
Aquí hay otra historia. En el reino de los cielos hay dos canastas, una es la de los deseos y la otra es la de la gratitud. Los ángeles colocan en las canastas las oraciones que las personas de la tierra ofrecen a Dios, y se las llevan a Él todos los días. La canasta de los deseos está rebosando todos los días, pero la canasta de la gratitud está tan vacía que los ángeles que se la llevan a Dios siempre están apenados ante Él y ni siquiera pueden levantar la cabeza. Las personas de la tierra envían muchos deseos a Dios, diciendo: “Dios, por favor concédame esto”, “Por favor concédame aquello”. Sin embargo, raras veces ofrecen gratitud a Dios que está en los cielos. Vivimos en una época en la que falta mucha gratitud. Pienso que esta es la razón por la que nadie puede dejar de pensar y vivir de manera tan egoísta y egocéntrica.
Dios mora en los corazones de los que son agradecidos. El reino de los cielos es un lugar donde moran los de corazón agradecido; y en esta tierra, es Sion donde Dios mora. Los que moramos en Sion, debemos aprender primero a dar gracias, para que así podamos dar gloria, gratitud y alabanza a Dios.
“Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota. Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave. Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará. […] No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad.” Is. 33:20-24
Los que moran en Sion deben tener un corazón agradecido. El perdón de los pecados, la salvación, la bendición de la vida eterna y mucho más; en Sion no nos falta nada porque Dios está con nosotros. “Gracias por darnos la salvación”, “Gracias por darnos el perdón de pecados”. Sion es un lugar que debe estar lleno de tales ofrendas de acción de gracias todos los días.
“Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. […] Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza [“acción de gracias” en la Nueva Versión Internacional] y voces de canto.” Is. 51:1-3
La Biblia dice que la alegría y el gozo serán hallados en Sion, acción de gracias y voces de canto. Es la acción de gracias la que no puede omitirse en Sion.
Hace 3.500 años, cuando los israelitas vivían en el desierto, se quejaban en lugar de estar agradecidos. Como resultado de esto, los que salieron de Egipto no pudieron entrar en la tierra de Canaán; todos ellos fueron destruidos. La destrucción acompaña a los que se quejan; pero para los que dan gracias, el reino de los cielos está siempre alrededor de ellos. Sin olvidar este hecho, debemos intentar encontrar cosas por las que dar gracias en todo, aunque las circunstancias que nos rodeen a veces nos hagan entristecer, haciéndonos pasar un tiempo difícil y doloroso e impidiéndonos seguir adelante enérgicamente.
Durante la Segunda Guerra Mundial, un soldado británico perdió sus zapatos militares que hasta entonces había cuidado muy bien. Los había puesto en el armario para conservarlos, después de haberlos usado solo un par de veces, pero desaparecieron repentinamente. Así que se molestó y empezó a buscarlos, diciendo que si encontraba al que se los había robado, no lo perdonaría.
Entonces, quedó muy sorprendido al ver a un soldado con las piernas vendadas que cantaba un himno bajo la sombra de un árbol. Él estaba lleno de resentimiento y furia solo porque había perdido sus zapatos, pero el soldado herido estaba cantando un himno de alabanza a Dios con un corazón pacífico, incluso después de haber perdido las dos piernas que eran más importantes que sus zapatos. Al ver esto, comprendió qué desagradecido había sido durante toda su vida.
Por eso cambió su mentalidad e intentó pensar diferente: “No he perdido mis zapatos; se los regalé a alguien pobre que los necesitaba”. Al cambiar así su mente, se sintió muy bien y su corazón se llenó de paz. Desde entonces, su vida cambió totalmente. Cualquier cosa que le ocurría, no se concentraba en la situación en sí, sino que intentaba mirarla desde un punto de vista diferente. Sin importar lo que ocurriera y lo difícil y doloroso que fuera, aprendió a dar gracias incluso en situaciones muy difíciles. Como resultado, posteriormente llegó a ser una gran persona.
El sacrificio que debemos ofrecer a Dios en Sion, es “la ofrenda de acción de gracias”. Dios nos ha enseñado que el gozo, la alegría y la acción de gracias, siempre deben existir en Sion.
Dios mora en los corazones de los que están agradecidos, y nos dice que Él está siempre con sus hijos que moran en Sion hasta el fin de los tiempos. Por eso nosotros, el pueblo de Sion, siempre debemos tener un corazón agradecido. A través de la Biblia, sepamos cuáles son las consecuencias de un pueblo desagradecido.
“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” Ro. 1:21-25
A los que no son agradecidos, Dios los ha entregado a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones. La Biblia nos enseña que Dios entregará a la inmundicia las almas de aquellos que se quejan, y que llamará a Sion a todos los que den gracias, y les enseñará a tener un corazón lleno de gozo, alegría y gratitud.
“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.” Ef. 5:1-4
Mire a su alrededor. Hay algunas personas que pasan el día con un corazón resentido y furioso, y hay también quienes pasan cada día pensando en Dios y dándole gracias. La Biblia dice que no debe haber palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios nos ha enseñado.
Cuando perdemos el corazón agradecido, todo tipo de iniquidades vienen y moran en nosotros. Sentimientos de angustia, sufrimiento y soledad; de nosotros salen todos estos sentimientos cuando perdemos el corazón agradecido. Por eso, la gratitud no debe cesar en Sion. Cuando cesa la gratitud, la hermosa unidad de los hermanos y hermanas no puede completarse, el amor se enfría y llegamos a insistir en nuestros propios pensamientos, por lo que Sion se llenará de discordia.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Fil. 4:6-7
Si tenemos pensamientos erróneos o equivocados, fácilmente podemos caer en tentación, como Judas Iscariote. Al principio, él seguía diligentemente a Jesús; pero llegó a codiciar el dinero, y una noche traicionó a Jesús por 30 piezas de plata. El gran error de Judas vino por su pensamiento erróneo.
La Biblia nos dice que Dios guardará los corazones y pensamientos de los que son agradecidos. Por eso, no perdamos el corazón agradecido. Cuando tenemos gratitud en nuestro corazón, el gozo que mora en nosotros y nuestra fe en Dios, pueden crecer día a día, en vez de pensamientos negativos. Si dejamos de crecer en la fe rápidamente y no sentimos gozo en la fe, es probablemente debido a que no hemos aprendido a dar gracias. La Biblia nos dice que si decimos palabras de acción de gracias todo el tiempo y oramos a Dios sin cesar y con gratitud, Dios guardará nuestros corazones y mentes para que no seamos tentados por Satanás. ¡Qué importante es estar agradecidos!
Aunque ya hemos entrado en Sion, no debemos simplemente conformarnos o sentirnos satisfechos, sino que necesitamos reflexionar para ver si estamos dando a Dios ofrendas de acción de gracias todos los días.
“Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas. Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo. Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.” Col. 2:4-7
La Biblia nos dice que debemos abundar en acciones de gracias, confirmados en la fe, mientras seguimos viviendo por la fe en Dios. Hoy, pensemos en cuán agradecidos estamos con Dios, y si el ángel del cielo se siente apenado al mirar la canasta de gratitud. Si nos falta dar gracias, de ahora en adelante reflexionemos y llenemos la canasta de gratitud con ofrendas de acción de gracias, para que el ángel pueda llevar la canasta alegremente ante Dios. Sion siempre está abundando en acciones de gracias, gozo y voces de canto. Por eso, Sion es el lugar donde Dios mora, y los que moran allí reciben vida eterna, salvación y muchas otras bendiciones.
Los que reciben bendiciones no deben olvidar dar gracias. Si recibimos algo de alguien más, lo apropiado es decirle “gracias”. Dios nos da la salvación, el regalo más grande de todos. Sin embargo, si no expresamos completamente nuestra gratitud a Dios a través de nuestra ofrenda de acción de gracias, diciendo: “Gracias por darme la salvación”, y nos sentimos angustiados y nos molestamos fácilmente estando llenos de quejas, ¿podremos decir que esta es Sion?
La Sion profetizada en la Biblia es el lugar donde el resentimiento y las quejas han desaparecido completamente. Nunca olvidemos que nos hemos acercado a “Sion” (He. 12:22-24).
“Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.” 1 Ts. 2:13
Los santos de la iglesia primitiva daban gracias a Dios sin cesar, y aceptaban todo lo que oían de Dios como su palabra, y la obedecían. Las enseñanzas bíblicas también son las palabras de Dios para nosotros. Por eso, aceptémoslas con un corazón agradecido. Si hemos vivido sin saber cómo dar gracias a Dios o sin estar completamente agradecidos, desde ahora vivamos una vida de la fe abundando en acciones de gracias en todas las circunstancias que Dios nos ha dado.
“Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.” 1 Ts. 5:15-22
¿Acaso no debemos dar gracias a Dios por el solo hecho de poder percibir el dulce aroma de palabras tan graciosas todos los días? Demos gracias a Dios en todo, hayamos recibido las palabras de Dios o sus bendiciones. Aunque nos encontremos con obstáculos, dificultades y sufrimientos en nuestra vida, debemos dar gracias incluso por estas cosas. También es Dios quien nos pone tales obstáculos y dificultades. Si no hubiera obstáculos, no podríamos aprender a superarlos. A veces Dios nos pone en situaciones difíciles para refinarnos como el oro y la plata, y finalmente nos hace brillar radiantemente más que el oro muy puro.
No piensen: “¿Por qué me ocurren estas cosas desafortunadas?” En cualquier circunstancia en la que se encuentre, siempre tiene algo por lo que dar gracias a Dios. Primero den gracias a Dios, y pidan sabiduría y fuerzas para superar cualquier situación difícil. Entonces Dios sin falta les ayudará. Si comprenden la profunda voluntad de Dios con la sabiduría dada por Él, abundarán aún más en acciones de gracias.
Comiencen cada día con gratitud, desde el momento de despertarse. Al acostarse, den una ofrenda de acción de gracias a Dios, diciendo: “Gracias Dios por permitirme vivir hoy también una vida tan maravillosa”. Entonces podrán tener un sueño placentero. Por eso, empiecen y terminen cada día con gratitud, llenando la canasta de gratitud con ofrendas de acción de gracias a Dios.
Expresemos siempre nuestra gratitud a Dios, gritando: “¡Dios, muchas gracias!” Me gustaría pedir sinceramente a todo el pueblo de Sion que den gracias a Dios, se regocijen y canten alabanzas todos los días en Sion donde Dios mora, caminando con Dios para siempre.