El camino al cielo

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Han pasado un par de años desde que todo el mundo estuvo bajo las nubes de la preocupación debido a la COVID-19. A pesar de los esfuerzos de la gente por detener este virus sin precedentes, se ha extendido por todo el mundo. Como resultado, nuestra vida diaria se ha detenido en un instante y varios campos de la industria, así como la economía, la cultura y las artes, han estado en recesión por mucho tiempo. En esta situación en la que es imposible ver el futuro, muchas personas están confundidas, y han perdido el rumbo y el propósito de la vida.

Cuando la gente está perdida y deambula sin rumbo, ¿qué es lo más necesario? Aquellos que están deambulando necesitan la palabra de Dios. A través de las enseñanzas de la Biblia, averigüemos que el camino al cielo es obedecer la palabra de Dios y venir a Dios Padre y a Dios Madre, que han venido a esta tierra según las profecías.

La brújula espiritual

Supongamos que usted está en un bote en mar abierto donde no puede ver nada más que olas azules por todas partes. Por más que navegue, solo hay un océano infinito y no sabe adónde ir para llegar a tierra ni cómo llegar a su destino. ¿Qué es lo que más necesitaría en esta situación? O imagine que está en medio de una selva donde hay todo tipo de árboles y enredaderas. En el bosque, sin importar hacia dónde mire, todo parece muy similar. Nuevamente, en este caso, ¿qué es lo que más necesita cuando no sabe dónde está? ¿Qué pasa si lo ponen en un desierto árido donde no hay hierba? Aunque caminara día tras día, sentiría como si estuviera dando vueltas en el mismo lugar. ¿A quién hay que buscar?

Por supuesto, primero debe buscar a Dios, el Salvador. Y si piensa en un instrumento terrenal que necesitaría, una brújula le ayudaría a encontrar la dirección deseada.

Así como una brújula es el instrumento más esencial para los que están perdidos, las personas que perdieron su propósito y su alegría en la vida necesitan urgentemente una brújula espiritual que los guíe en la dirección correcta en su vida espiritual.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” Sal 119:105

El escritor del libro de Salmos dijo que cuando estaba oscuro y el camino no era visible, la palabra de Dios lo guio al camino correcto. Incluso cuando estamos en un ambiente confuso donde no podemos distinguir entre derecha e izquierda, la palabra de Dios se convierte en una lámpara para nuestro camino. La palabra de Dios sirve como una brújula espiritual que nos guía al reino de los cielos adonde queremos ir.

“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.” Ap 3:10

Dios ha dicho que llegará la hora de la prueba, para probar a todas las personas del mundo. Según estas palabras de la profecía, el desastre sin precedentes de la COVID-19 ha golpeado al mundo entero, revelando qué tan firme es la fe de cada uno. Hay muchas personas que se desaniman pensando que han pasado el tiempo sin hacer nada significativo durante la pandemia; y hay personas que han perdido el rumbo de su vida. Incluso en esta situación, el camino para ir al cielo siguiendo la dirección correcta de la fe es guardar la palabra de Dios con paciencia.

Seguir la palabra de Dios sin añadir ni quitar

Si se pierde, una brújula le será de gran ayuda para llegar a su destino, dándole tranquilidad. De la misma manera, la palabra de Dios se convierte en una brújula espiritual que nos guía en la dirección correcta y nos da el verdadero consuelo. Por eso, la Biblia enseña a no menospreciar la palabra de Dios y a no añadir ni quitar nada de ella.

“Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” Ap 22:18-19

Si añade o quita piezas de una brújula según su parecer, inevitablemente se estropeará. Para que la palabra de Dios, la brújula espiritual, funcione como una guía para la salvación, los que escuchan la palabra de Dios deben obedecerla sin añadir ni quitar nada de ella. Jesús enseñó a sus discípulos que para entrar en el reino de los cielos no deben ir en la dirección equivocada, desviándose de la palabra de Dios.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Mt 7:21

Jesús dijo que solo los que hacen la voluntad de Dios que está en los cielos pueden entrar en el reino de los cielos. La Biblia es un libro que contiene la voluntad de Dios. Seguir la voluntad de Dios es seguir las palabras de la Biblia, sin añadir ni quitar nada de ellas; porque así es como el pueblo de Dios, que tiene esperanza en el cielo, puede llegar a su destino sin perder la dirección.

De hecho, aunque una persona desobedezca la palabra de Dios, no le afecta a Él, que es el Santísimo. “Si pecares, ¿qué habrás logrado contra él? Si fueres justo, ¿qué le darás a él?” (Job 35:6-8). Según obedezcamos o no a la palabra de Dios, se determina si seguimos el camino de la vida o el camino de la muerte; se decide nuestra salvación. Dado que Dios nos ha dicho que guardemos sus leyes para guiarnos por el camino de la vida, siempre debemos permanecer en la palabra de Dios y seguir sus enseñanzas sin añadir ni quitar.

“Yo soy el camino; vengan a mí”

Si usted se perdiera, estaría muy preocupado pensando si está yendo por el camino correcto o si simplemente se está quedando en el mismo lugar. Se sentiría frustrado y angustiado. No podría tener tranquilidad.

Asimismo, muchas personas se encuentran en la misma situación espiritualmente. En la vida de la fe, a veces nos preguntamos: “¿Podré entrar en el eterno reino de los cielos llevando la vida de la fe de esta manera?”, o: “¿No estoy simplemente caminando en círculos?”. Cuando no sabemos si estamos yendo por el camino correcto, debemos encontrar la dirección que Dios nos da a través de las palabras de la Biblia.

“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” Ap 22:17

El Espíritu y la Esposa dicen: “Ven”. En otras palabras, están diciendo: “No vayan en otra dirección, sino vengan a mí. Yo soy el camino que están buscando”.

Cuando nos sintamos frustrados y cansados como si estuviéramos perdidos, miremos al Padre y a la Madre celestiales. Si seguimos al Espíritu y a la Esposa, podremos llegar con seguridad al cielo, el destino final de nuestra vida de la fe. La Biblia nos dice que tengamos al Espíritu y a la Esposa como los indicadores de nuestra fe y sigamos sus indicaciones para recibir el agua de la vida, y también enfatiza que nunca debemos añadir ni quitar a las palabras de Dios.

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. […] Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” Jn 14:1-6

La razón por la que debemos acudir a Dios es que Él es el camino que buscamos. Para poder entrar en el eterno reino de los cielos, debemos ir a Cristo, que es Dios que nació en la carne en esta tierra. En la época del Hijo, Jesucristo era el camino; en la época del Espíritu Santo, el Espíritu y la Esposa son el camino. No hay otro camino al cielo excepto Cristo.

¿Cómo encontró el apóstol Pedro el camino en el vasto mar abierto? ¿Cómo encontraron el camino los apóstoles Juan y Pablo? Podemos hallar la respuesta en las enseñanzas de la Biblia. Cuando se perdieron, su único camino fue obedecer la palabra de Cristo: “Venid a mí”. Los apóstoles creían absolutamente que todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento estaban escondidos en Cristo. Sus ojos siempre estuvieron puestos en Cristo. Aquellos que tienen este tipo de fe pueden encontrar correctamente el camino al cielo y entrar en el reposo eterno.

Jesús le dijo a la mujer samaritana: “Si supieras quién soy, me pedirías agua viva” (Jn 4:10). Mientras vivimos en la época del Espíritu Santo, debemos reconocer al Espíritu y a la Esposa, nuestros Salvadores, y pedirles el agua de la vida. Escuchar la voz de Dios Padre, que es el Espíritu, y la Nueva Jerusalén, la Esposa, y seguirlos por dondequiera que nos guíen, es la manera de regresar al hogar sin perdernos en el vasto océano de este mundo.

Los santos de Sion han encontrado el camino

Hoy en día, muchas personas están en angustia y pasando por dificultades, tal como la Biblia lo profetizó. También en esta época, Dios es nuestro camino y su palabra es nuestra guía.

Por más difíciles que sean las circunstancias, nunca debemos perder nuestro camino al cielo. Todos tomemos la dirección correcta sin desviarnos a la izquierda ni a la derecha de la palabra de Dios, y avancemos hacia el camino del cielo como hijos celestiales.

“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño. Él recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.” Sal 24:3-6

¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? Está escrito en el libro de Apocalipsis que hay santos que están con el Cordero en el monte de Sion, el santo monte de Dios (Ap 14:1-5). Sion es la iglesia que guarda las fiestas solemnes de Dios (Is 33:20-24). Aquellos que buscaron Sion, donde moran el Padre y la Madre, nunca se extravían. Es porque siempre miran al Padre y a la Madre celestiales, siguiendo el camino correcto por donde Ellos los guían.

Por otro lado, aquellos que no tienen la fe para seguir al Cordero por dondequiera que va, se pierden y finalmente se desvían. Corren de mar a mar en busca del camino al cielo, pero al final no lo encuentran (Am 8:11-13).

El pueblo que está en el monte de Sion no pone su voluntad en cosas vanas. Teniendo esperanza en el reino de los cielos donde ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, sino que solo hay vida eterna, felicidad y gloria, piensan en lo que agrada a Dios y en las recompensas que recibirán en el cielo. Solo se concentran en seguir la voz del Espíritu y la Esposa.

Venzamos la tentación y entremos en el cielo

Dios dijo que Él probaría a todas las personas que viven en la tierra. Así como la persona que aprueba un examen de admisión de cierta escuela o consigue el empleo que desea, aquel que pase la prueba que vendrá sobre todo el mundo entrará en el cielo.

Hermanos de Sion, han estado haciendo un buen trabajo hasta ahora, siguiendo el camino de la fe según la dirección del Padre y la Madre. Espero que completen todos los caminos hacia el eterno reino de los cielos, sin desviarse del camino de la gracia. Nosotros conocemos claramente el camino al cielo y estamos caminando en él. Hasta que entremos en el reino de los cielos, siempre pidamos y busquemos a Dios y examinémonos para ver si nuestro corazón y nuestra mente van en la dirección que agrada a Dios, y si consideramos importante su voz.

Nuestros ojos deben mirar a Dios Elohim siempre. Solo así, podremos seguir la dirección que el Padre y la Madre celestiales nos dicen que sigamos. No perdamos neciamente el camino al cielo mirando en la dirección equivocada, sino miremos siempre al Padre y a la Madre y sigamos sus instrucciones.

Sin importar qué cambios y tentaciones haya en el mundo, nosotros somos felices porque tenemos al Padre y a la Madre, y pertenecemos al reino de los cielos, y hemos recibido la promesa de un eterno y brillante futuro. Espero que todos ustedes mantengan este gozo en su corazón y se conviertan en sacerdotes celestiales que reciban la corona de la vida que Dios prometió.

Recuerden cómo varios personajes bíblicos superaron las dificultades y las pruebas. ¿Qué tipo de mentalidad tuvieron Noé y Abraham? ¿Cómo superó José la injusta situación en la que se encontraba? ¿Cómo superó Daniel su problema? ¿Qué camino de fe recorrieron Pedro, Juan y Santiago, que recibieron a Jesús? ¿Y qué pasó con los santos de la Iglesia primitiva que fueron torturados y se negaron a ser liberados? Aprendamos por medio de la Biblia qué fe tuvieron, y tomemos cualquier situación de tentación como una oportunidad para que nuestra fe crezca. Debemos desechar de nuestro interior todas las cosas insignificantes y vanas del mundo, y recordar las enseñanzas de la Biblia tomando la palabra de Dios como lámpara.

Si solo miramos un lado de una situación, nos sentiremos perdidos. Es como pequeños veleros a la deriva en el gran mar. Nadie conoce el camino. Sin embargo, Dios dijo: “Yo soy el camino, búsquenme”. Buscar a Dios es encontrar el camino. Buscar a nuestro Padre y a nuestra Madre espirituales es la clave para encontrar el camino al cielo.

En esta época, ya encontramos el camino al cielo porque hemos recibido al Padre Ahnsahnghong y a la Madre celestial Nueva Jerusalén, que vinieron a esta tierra como el Espíritu y la Esposa. Espero que todos nuestros miembros de Sion sigan el camino del eterno hogar celestial hasta el final, por dondequiera que el Padre y la Madre nos guíen.