A medida que el liderazgo de servir llega a ser el centro de la atención, los casos en donde se combinan los principios empresariales con las enseñanzas de la Biblia se están incrementando. “Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Col. 3:23), es uno de ellos. Esto significa que obtendremos aun mejores resultados cuando hagamos las cosas como si trabajáramos para Dios.
Veamos algunos ejemplos. Al fabricar algún producto, si pensamos que Dios lo usará, no descuidaremos ningún detalle tal como el material, el diseño, la función, etc. Si servimos a los clientes, tratándolos como a Dios, consideraremos de antemano si tienen algún inconveniente al comprar o si la manera en la que hablamos o vestimos es adecuada o cortés para ellos, aunque ninguno nos lo aconseje. Es por eso que si hacemos las cosas como si trabajáramos para Dios, las cosas difíciles ya no parecerán difíciles. No habría ninguna razón de queja ni insatisfacción.
Si esto funciona en las empresas con el fin de obtener ganancias, entonces en Sion, donde mora el verdadero Dios y los miembros practican la Lección de la Madre, debemos grabar esta lección con mayor firmeza en nuestro corazón. Por favor, traten a los hermanos y hermanas que están a su lado como si trabajaran para Dios. Si lo han practicado, esperen un poco más y recibirán las bendiciones que Dios ha preparado.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” Colosenses 3:23