La piedad filial es…

Jang Sun-hyang, desde Seúl, Corea

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Hace poco, me dolía la muñeca derecha. Pensé que sanaría pronto y no me preocupé. Pero el dolor empeoró a medida que pasaban los días. Solo soportaba el dolor, usando una muñequera y haciéndome masajes calientes. Mis dos hijas, que son estudiantes de secundaria, comenzaron a ayudar con las tareas domésticas probablemente porque se sintieron mal al verme con dolor.

Después de comer, lavaban los platos y limpiaban la casa por turnos. Incluso mi hijo menor, estudiante de escuela primaria, dijo:

—Mamá, déjeme lavarle el cabello. Debe evitar usar sus manos doloridas.

Tenía que limpiar el baño que estaba sucio, pero no pude concebir la idea de empezar a hacerlo.

—Necesito limpiar aquí, ¿pero cómo hago? —me dije.

Entonces mi hija mayor se ofreció a limpiarlo y me preguntó cómo hacerlo.

—Primero espolvorea detergente en el lavabo y la taza del inodoro, y límpialos con un estropajo. Limpia el inodoro con un cepillo largo y enjuaga con agua. Y frota las sandalias con un cepillo pequeño.

—Sí, mamá.

Después de que mi hija terminara de limpiar, abrí la puerta y el baño estaba muy limpio. Incluso brillaba. Estaba muy orgullosa de ella, que había crecido lo suficiente para limpiar el baño.

Esa noche pude lavar los platos, así que les dije a mis hijas que descansaran. Cuando terminé de lavar los platos, mi hijita dijo.

—Mamá, gracias por lavar los platos. En verdad, fue pesado lavar los platos hoy. He pensado durante unos días que lavar los platos es un trabajo realmente arduo. De ahora en adelante, déjeme ayudarla más.

El simple hecho de que entendiera mi corazón, fue un gran consuelo. Mis hijos se veían más afectuosos y adorables. Pensé que cumplir el deber filial no era difícil ni especial, sino solo complacer a los padres. ¿Por qué ignoré algo tan simple hasta entonces? Ahora que lo sé, decidí hacer bien las cosas con mis padres. Aunque me duele la muñeca, estoy feliz por la piedad filial de mis hijos y por recibir un pequeño entendimiento.