El mejor método para llevar mucho fruto del evangelio es tener a Dios en el corazón. Los que tienen a Dios en el corazón, tienen una característica; esta es la actitud de servir a los demás y la humildad. Ya que en ellos permanece Dios, quien dio ejemplo de servir a sus hijos, esto se manifiesta naturalmente en su actitud.
Antes de la santa comunión de la pascua, Jesús mismo lavó los pies de sus discípulos para que nosotros también nos sirvamos unos a otros con ese mismo corazón. Aunque Dios es digno de sentarse en el más alto trono del cielo, él mismo nos mostró el servicio a los demás con humildad. Si somos hijos de Dios que graban su voluntad en el corazón, nunca podremos tener un corazón enaltecido.
Servir a los hermanos y hermanas pareciéndonos a Dios, quien mora en nosotros.
¿No será esta la mejor forma de cumplir la misión de los diez talentos que Dios nos permite?
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto…” Juan 15:5