El valor de una madre

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La escritora Pearl S. Buck, ganadora del Premio Nobel de literatura, pasó su infancia en China siguiendo a su padre, que era misionero. Una vez, hubo una sequía mientras el padre estaba ausente en un viaje largo. Se corrió el rumor de que la sequía había ocurrido porque su madre caucásica había enfurecido a los dioses. Con el tiempo, la gente se llenó de ira y un día se reunieron alrededor de la casa de Pearl para lastimar a su madre.

Su madre se asustó al oír el rumor, pero sacó pasteles, fruta y tazas de té. Luego, abrió todas las puertas de la casa como si hubiera estado esperando el día. Pidió a Pearl que jugara con sus juguetes y comenzó a hacer labores de costura.

Al cabo de un rato, una multitud de personas con palos y voceríos, se acercó a su casa. Para su gran sorpresa, la puerta de la casa estaba abierta. Cuando miraron la habitación, la madre de Pearl les dio una cálida bienvenida y los saludó cortésmente: “¡Bienvenidos a nuestra casa! Los hemos estado esperando. Por favor pasen y sírvanse té”. Dudaron por un momento, pero entraron en la casa y comieron pastel y bebieron té. Vieron a Pearl jugando y a su madre haciendo labores de costura. Se dieron cuenta de que eran inofensivos, y volvieron a casa, y ese día llovió, poniendo fin a la sequía.

La madre de Pearl superó la crisis dejando de lado el temor y teniendo valor.

Todos pasan a veces por momentos de miedo en la vida. Si maneja la situación con calma, teniendo coraje con fe en que Dios lo ayudará, podrá superar las dificultades sabiamente.