Cenando lo que mi hijo prepare

Park Gyeong-suk, desde Paju, Corea

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Mi hijo que cursa el cuarto año de primaria regresó a casa, dijo inesperadamente:

—Mamá, quiero preparar una comida para usted.

—¿Tuviste clases de cocina en la escuela?

—No. Usted ha puesto la mesa para mí muchas veces, pero yo nunca he preparado una comida para usted. Así que quiero cocinarle algo.

Mi hijo dijo que prepararía arroz frito envuelto en una tortilla delgada. Le pregunté si sabía cómo hacerlo. Entonces indicó que lo prepararía de acuerdo con la receta de Internet. Le enseñé a usar la cocina de gas y cómo preparar el plato, y luego fui al hospital. Me dijo que necesitaba comprar verduras, así que salimos de casa juntos. Le di dinero para que fuera de compras, y nos despedimos.

Cuando llegué al hospital, me tomó mucho más tiempo de lo que esperaba ver al médico, y no pude terminar hasta que mi esposo salió del trabajo. Cuando llamé a mi esposo, me dijo que estaba esperando en el estacionamiento, afirmando que nuestro hijo le había pedido que entrara en casa diez minutos después. Mi esposo y yo nos encontramos y nos quedamos fuera un poco más para darle suficiente tiempo para cocinar.

Cuando entramos en la casa, mi hijo había puesto la mesa con dos platos de comida. Nos dijo que ya había comido mientras cocinaba y nos pidió que disfrutáramos de la comida. Se veía bien y también sabía delicioso. Cenando el plato que mi hijo había cocinado por primera vez, mi esposo y yo nos emocionamos enormemente.

En ese momento, estaba muy apenada por mis padres, pensando si alguna vez había conmovido sus corazones haciendo algo por ellos. Los padres se alegran cuando sus hijos tratan de hacer algo, aunque sea pequeño, por complacerlos. Ahora que lo pienso, siempre he preocupado a mis padres en vez de conmover sus corazones. Ese día, estaba empapada de emoción y remordimiento mientras comía lo que mi hijo había preparado con sus pequeñas manos.