Cómo elegir una cabra

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Se abrió un mercado en un pueblo de las altas montañas del Himalaya. Un niño llegó al mercado con su padre y vio a la gente comprando y vendiendo cabras. Interesado, el niño importunó a su padre para ir a ver las cabras. Había muchas cabras, desde pequeños cabritos hasta grandes y gordos.

Contemplando las cabras y tasándolas, notó algo inusual. El precio no se determinaba por el tamaño de su cuerpo. El niño le preguntó a su padre la razón.

“Es una buena pregunta. Mira hacia allá”.

El padre señaló las cabras que pronto se venderían. Se habían colocado dos cabras en una ladera sin pasto, y un comerciante y su cliente las observaban. Una miró a su alrededor y trepó a una roca en busca de comida. Pero la otra cabra, que era más grande, bajó débilmente. El cliente eligió la cabra pequeña por el mismo precio.

“La cabra que no duda en trepar por las rocas para conseguir comida, puede crecer saludable en cualquier lugar. Pero la cabra que baja porque no ve pasto, finalmente muere de hambre en el fondo del valle. Entonces, el criterio para determinar el precio de una cabra no depende del tamaño, sino de la actitud”.