Mi mamá se convirtió en una joven como el rocío del alba

Yim Su-jeong, desde Gwangju, Corea

7,740 visualizaciones

Mi mamá odiaba que fuera a la iglesia. Cuando la visitaba e intentaba predicarle la verdad al menos un poco, rápidamente me presionaba para irme a mi casa. Cuando le predicaba por teléfono, colgaba. Cuando me armé de valor y la invité a la iglesia, se enojó conmigo y dijo: “¿Por qué desperdicias tiempo y energía?”. Rompí en llanto. Independientemente de la religión, traté de hacer mi mejor esfuerzo como su hija, pero su corazón seguía endurecido.

En una ocasión, mi suegra se alojó en mi casa porque se cayó y se lastimó. Tanto mi mamá como mi suegra estaban sufriendo a causa de enfermedades y accidentes a su avanzada edad. Al verlas, me animé a predicarles las buenas nuevas del reino donde no hay dolor ni llanto. Mi suegra ni siquiera quería que mencionara la palabra “iglesia”, pero escuchó con atención las palabras de Dios; probablemente porque estaba sumamente aburrida mientras permanecía todo el día en casa. Compré una biblia de letras grandes y le expliqué la verdad detalladamente.

Ella entendió la verdad, pero no pudo aceptarla fácilmente porque le preocupaba lo que pensaran sus otros familiares. Al verla debilitándose día tras día, sentí que no podía rendirme. Le pedí de todo corazón que guardara la Pascua que contiene la bendición de la salvación. Entonces tomó una decisión: quería creer en el Dios en quien su nuera cree, y guardó la Pascua conmigo.

Después de que mi suegra se convirtiera en miembro de la familia de Sion, pensé en mi mamá mucho más. Oré fervientemente y la visité de nuevo. De alguna manera lucía diferente porque estaba cansada, cuidando a mi padre luego de su operación de cáncer. Estudié la Biblia con ella durante dos horas, lo cual nunca hubiera imaginado.

Además, el sueño que tuvo fue aún más impresionante. En su sueño había personas que estaban subiendo una detrás de otra una larga escalera que había descendido del cielo. Cuando llegó su turno, subió por la escalera y se quedó de pie frente a una puerta brillante. Pero no pudo entrar porque no se encontró su nombre en el libro. Se sintió muy angustiada y en ese momento despertó. Cuando estudió sobre el libro de la vida en la Biblia, dijo: “Ese lugar debe de ser el cielo”, y recibió la verdad.

Le gustaba estudiar la Biblia por un largo rato; cuando aprendía las palabras de Dios con uno de nuestros miembros, yo me agotaba por el solo hecho de ayudar a buscar los versículos de la Biblia. Ella leía el Libro de la Verdad con detenimiento, y llegaba a la iglesia antes que nadie en los Días de Reposo.

Cuando se acercaba el día de la Pascua, le predicó la verdad a mi hermano menor sin cesar a través de llamadas y mensajes de texto. Mi hermano me preguntó por qué había llevado a mi madre a la iglesia, haciendo que ella lo molestara. Pero él parecía sorprendido por su cambio, ya que ella solía oponerse rotundamente a mi fe. Su cambio motivó que mi hermano menor se dirigiera solo a una Sion cerca de donde vivía y recibiera una nueva vida.

Mi mamá le predicó el evangelio también a mi padre, diciéndole que el mayor regalo que le podía dar a nuestra familia era ir juntos al cielo. Mi papá no contestó nada por meses, tal como ella había hecho. No obstante, un Día de Reposo algo inesperado sucedió: mi papá encontró el camino a la iglesia y vino por sí mismo. Dijo que la iglesia se veía brillante porque todos los miembros eran amables y recibió la bendición de la salvación gustosamente. Incluso guardó el culto.

Mi mamá mantiene su biblia cerca de ella todos los Días de Reposo, y ahora practica la predicación del sermón todo el día. Ella solía tener un corazón de piedra, pero ahora ha cambiado enormemente. Es muy sorprendente. Las palabras de Dios: “A su tiempo haré que esto sea cumplido pronto”, parecen estar cumpliéndose también en mi familia.

En la actualidad, ella me hace cavilar sobre el significado de ser un joven como el rocío del alba. Es anciana físicamente, pero joven espiritualmente. Para mí, ella es el verdadero rocío del alba. Junto a mi mamá, que se ha convertido en una joven como el rocío del alba, prepararé con sinceridad el mayor regalo para el resto de mi familia.