Shackleton y su tripulación (II): El capitán que da esperanza

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“¡Bajos salarios, frío intenso, oscuridad impenetrable que dura meses, peligros constantes y un retorno no garantizado! No obstante, el honor se obtiene cuando se tiene éxito.”

El capitán Shackleton no preguntó a los solicitantes que se unieron a la expedición de la Antártida sobre su conocimiento profesional o experiencia, sino que les preguntó si podían cantar. Fue para ver si podían llevarse bien con los demás. Él consideró que la mentalidad era lo más importante al escoger a los tripulantes que explorarían conjuntamente un territorio desconocido en donde podía haber peligros inesperados.

Los 27 últimos tripulantes confiaron firmemente en el capitán desde la partida hasta la angustia, la deriva y el rescate. Uno de los tripulantes escribió un comentario en su diario diciendo que estaba “feliz” aunque se alimentaba difícilmente de focas y pingüinos todos los días. Y otro tripulante después expresó: “No me siento asustado ni en la peor situación siempre que Shackleton sea el líder”.

Shackleton no mostró ansiedad ni una actitud negativa ante su tripulación en ninguna situación peligrosa. Por el contrario, les dio esperanza y espíritu de equipo, permitiéndoles olvidar la desesperación y el abandono.

“¡Nunca nos rendiremos mientras estemos vivos!” Ernest Shackleton