La Iglesia de Dios cree fielmente en Jesús y lo adora. La Iglesia de Dios pone en práctica las enseñanzas de Dios y predica el camino de la salvación. La crucifixión de Jesús fue el sacrificio que Dios hizo por la humanidad para el perdón de nuestros pecados, sin costo.
Si no se hubiera dado el sacrificio expiatorio y el amor de Jesucristo, la humanidad habría sido condenada a la muerte eterna en destrucción y tormento para siempre. El mundo sin Jesús es un mundo de desesperación y dolor.
Jesús vino a la tierra a darnos la luz de la salvación y la esperanza de la vida eterna. La Iglesia de Dios cree en Jesús y lo ama. Difunde su amor y sacrificio por la humanidad. Y cree y ama el nombre nuevo de Jesús tanto como el nombre de Jesús (Ap. 3:12).
