Encontrando a nuestros hermanos y hermanas señalados para vida eterna

Genevieve M. Joaquin, desde Iloílo, Filipinas

5,789 visualizaciones

De camino con una hermana para cumplir algunos asuntos, mi mirada se cruzó con la de una señora. Nos detuvimos ante su inesperada pregunta.

“¿Están predicando?”

Parecía anhelar nuestra verdad. Detuvimos todo y empezamos a conversar con ella. Parecía tener mucha curiosidad, cuando le dijimos que éramos de la Iglesia de Dios y que estábamos predicando acerca de la Madre celestial.

Incluso su esposo, que estaba reparando su casa, parecía interesado, por lo que comenzamos a hacerles conocer la Biblia de inmediato. Ambos se sorprendieron mucho cuando entendieron acerca de la existencia de la Madre celestial, la importancia de la Pascua y la bendición del Día de Reposo, que son los secretos de la Biblia. Comentaron que habían asistido a una iglesia durante mucho tiempo, pero que su sed espiritual nunca se había saciado.

De inmediato, decidieron venir a nuestra Iglesia de Dios dejando su antigua iglesia. Estaban felices de conocer al Salvador que vino a salvarlos, y aceptaron el nombre nuevo con alegría, y dijeron emocionados: “Ahora estamos seguros de entrar en el reino de los cielos, ya que hemos encontrado al Padre y a la Madre celestiales”.

En particular, la creencia de la hermana Rhodilly en la verdad era grandiosa. Cuando su pastor anterior la visitó y le preguntó por qué había dejado de asistir a su iglesia, ella respondió rotundamente que ya no quería adorar al dios Sol; y ningún tipo de palabra dura pudo hacerla vacilar.

“No importa lo que me diga, es inútil. Ya he comprendido a Cristo. Creo en la verdad y en todos los escritos de la Biblia y seguiré las profecías de la Biblia.”

Ella me contó lo que había dicho en la discusión ese día. Su voz estaba llena de convicción. Era realmente increíble.

Desde que comprendió la verdad, no ha dejado de predicar. No solo guio a su familia sino también a las familias de sus conocidos a Sion en solo un mes. Cuando enfrentó grandes pruebas, no se quejó sino, por el contrario, dio gracias al Padre y a la Madre celestiales por concederle el entrenamiento para el refinamiento, y animó a su esposo. Ellos están acumulando muchas bendiciones en Sion y creciendo en la fe. No tengo dudas de que serán grandes obreros del evangelio.

Al verlos, he comprendido una vez más que Dios cumple realmente lo que la Biblia dice y realiza el milagro del evangelio. Simplemente no lo sabemos, pero hay muchas almas que están ordenadas para vida eterna en el mundo (Hch. 13:47-48). Por lo tanto, debemos “ir y hacer discípulos a todas las naciones” (Mt. 28:19-20) y predicar a todos los que encontremos. Entonces, algún día nos encontraremos con los miembros de nuestra familia celestial como la hermana Rhodilly y su esposo. A fin de disfrutar de esa felicidad, hoy también avanzo vigorosamente para llevar a cabo la obra del evangelio.