Conforme al plan de Dios

Gong Ju-hui, desde Medellín, Colombia

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—¿Alguna vez ha escuchado sobre Dios Madre?

—¡Sí!

Esta fue la respuesta de una señora a la pregunta que hago a cualquier persona que encuentro en la calle. La mayoría de los colombianos son católicos y consideran erróneamente a María, la madre de Jesús, como la Madre celestial. Pensé que ella también tenía esa creencia y volví a preguntarle.

—¿Ha escuchado sobre la esposa del Cordero?

—Sí. ¿Se refiere a Jerusalén celestial?

Estaba sorprendida porque el evangelio no había sido predicado en su zona.

Ella había escuchado la verdad mientras trabajaba en otro lugar el año anterior. Cuando nos reunimos con ella para el estudio bíblico por segunda y tercera vez, mostró que recordaba claramente la verdad. Cuando aprendió sobre el Día de Reposo, concordó con entusiasmo: “Así es. El Día de Reposo es el sábado”. Ella sabía que Isaac, el hijo de Sara, recibió la herencia de Abraham, quien representa a Dios. Sin embargo, también tenía mucho conocimiento falso, así que consideraba al nuevo pacto simplemente con sentido común y no lo entendía plenamente. Estábamos preocupados. Solo después de estudiar las profecías sobre Cristo en su segunda venida, renació como hija de Dios.

Guardando con regularidad los mandamientos de Dios y con el entendimiento del valor de la verdad, se angustió por salvar a su esposo y su hijo. Su esposo dejó de asistir a la iglesia porque se decepcionó de los cristianos que actuaban en contra de la voluntad de Dios. Por esa razón la hermana ni siquiera había podido sugerirle ir juntos a la iglesia. No obstante, su esposo poco a poco sintió la sinceridad de ella y de otros miembros de la Iglesia de Dios que deseaban que fuera salvo. Abriendo su corazón, él y su hijo recibieron juntos la bendición de una nueva vida. Las dos almas puras aprendieron humildemente la palabra de Dios. Como conversaban sobre la Biblia en casa, toda la familia se volvió una familia feliz que sirve a Dios. También predicó a sus conocidos y llevó frutos uno tras otro.

Antes de conocer a la hermana, de vez en cuando me sentía agotada porque no obtenía un resultado del evangelio. Cuando trataba de hacer algo por mi cuenta, no marchaba bien. No era consciente de que la obra del evangelio se realiza según el plan de Dios desde el principio hasta el fin. Mediante la familia de la hermana guiada a Sion al debido tiempo de Dios, de nuevo grabé la palabra del Padre en mi corazón: “A su tiempo haré que esto sea cumplido pronto” (Is. 60:22). Me pregunto en dónde nos esperan hoy las almas preparadas por Dios.