Metamorfosis, el comienzo de una nueva vida

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“Ahora son simples ninfas acuáticas. Cuando sean adultas, poseerán bellas alas transparentes para volar libremente por el cielo. Con ellas podrán volar con libertad, viajando de flor en flor.”

Pero las ninfas no creían en el relato de la rana acerca del mundo exterior, puesto que era increíble, inimaginable y fabuloso para ellas, que habían vivido solo en el estanque desde que nacieron.

Luego de cierto tiempo, una de las ninfas experimentó una transformación. Escaló el tallo de una planta para salir del agua, y su piel se rompió. Como la rana había asegurado, la ninfa se transformó en una libélula con alas transparentes y un largo abdomen. La libélula trató de volver al estanque donde había vivido, para decirles la verdad a sus amigas; pero no pudo retornar porque había llegado a ser diametralmente diferente de ellas. Extraído de Los llamados por Dios, “Miren el mundo espiritual”

Los insectos crecen quitándose la piel

Los insectos se extienden por toda la tierra y tienen varias especies, ocupando las tres cuartas partes del mundo animal. Tienen pieles externas duras que funcionan como huesos, a diferencia de los vertebrados que tienen huesos. Su piel exterior como armadura protege sus cuerpos del impacto físico.

Los insectos son pequeños, pero tienen una superficie grande, en comparación con su volumen. Las pulgas pueden saltar docenas de veces más alto que su propia altura, y las hormigas pueden transportar objetos decenas de veces más pesados que ellas mismas, porque su fuerza muscular por unidad de área es más fuerte, en comparación con otros animales grandes. Tener una superficie grande puede ser un defecto, ya que se pierde humedad con más rapidez. No obstante, su piel impermeable evita que el agua se evapore.

Los mamíferos como los humanos tienen una piel suave que crece gradualmente a medida que crece el cuerpo. Por el contrario, los insectos generalmente eclosionan, se convierten en larvas y crecen, quitándose la piel. Dado que ya no pueden crecer después de hacerlo hasta cierto tamaño debido a su piel dura, necesitan “mudar”, que es cambiar a una piel más grande. Básicamente, es quitarse la piel vieja y obtener una nueva piel que se ajuste a su cuerpo.

Dependiendo de la especie, los insectos mudan entre cuatro y veintisiete veces. La muda es un proceso difícil que requiere una gran cantidad de nutrientes, y es peligroso porque sus cuerpos blandos y débiles quedan expuestos hasta que la piel recién creada se endurezca.

Cambian al instante o poco a poco

Con respecto a otros animales, no hay grandes diferencias en la forma, excepto por el tamaño entre los jóvenes y los adultos. Sin embargo, los insectos se vuelven imagos a través de una transformación tan radical en la figura que es imposible reconocerlos de cuando eran larvas. Al igual que las libélulas de la fábula, los insectos crecen a través de la muda sucesiva cuando son ninfas, y cuando alcanzan cierto tamaño, pasan por una muda especial para convertirse en imagos. Esta muda se llama “metamorfosis”.

Echemos un vistazo a los gusanos de seda. Estos gusanos se arrastran, mordisqueando las hojas de morera. Crecen poco a poco, mudando varias veces. Cuando los gusanos blandos crecen hasta cierto punto, arrojan hilo, que usan para hacer capullos y esconderse en ellos. Permaneciendo en capullos, se convierten en crisálidas duras que apenas se mueven, por lo que parecen muertos. De esta manera, los gusanos pasan por el estadio de pupa y se convierten en imagos de aspecto completamente diferente. Esto se llama “metamorfosis completa”.

Desde el exterior, parece que no se están realizando cambios en las pupas. Los insectos que pasan por una metamorfosis completa y se convierten en imagos, se ven completamente diferentes de cuando eran larvas, al igual que los gusanos y las mariposas; y durante el estadio de pupa, los órganos que conforman el cuerpo de la larva se descomponen y luego se reconstruyen. Este es un cambio enorme que se puede comparar con un cambio de cabeza y de cola.

Por otro lado, también hay insectos que se vuelven imagos sin pasar por el estadio de pupa. Esto se llama “metamorfosis incompleta”. Los insectos que atraviesan la metamorfosis completa experimentan un gran cambio a través del estadio de pupa, pero los insectos que pasan por la metamorfosis incompleta se vuelven imagos poco a poco al mudar reiteradas veces. En comparación con los insectos que atraviesan la metamorfosis completa, los que pasan por la metamorfosis incompleta se ven muy similares en sus estadios de imago y de ninfa; se acercan más a sus imágenes de imagos cada vez que mudan. Un insecto representativo que sufre una metamorfosis incompleta es la libélula. Una libélula se parece cada vez más a la imagen de su imago atravesando muchas veces una difícil muda, y finalmente sale del agua y obtiene alas mediante la última muda.

El doloroso y peligroso proceso de mudar

No todas las pupas tienen la oportunidad de convertirse en un imago con alas. Las abejas parásitas prefieren larvas de mariposa regordetas como huéspedes de sus crías que pronto nacerán. Las abejas parásitas esperan una oportunidad, insertan sus ovipositores en larvas de mariposas o pupas recién formadas, y ponen decenas de huevos allí. Las larvas de abejas parásitas se vuelven imagos al alimentarse de la carne interior de las pupas de mariposa y salen al mundo abriéndose paso a través de las pupas. Lamentablemente, esas pupas enfrentan la muerte justo antes de comenzar una nueva vida. Hay muchas larvas o pupas que vuelven a la naturaleza en el proceso de transformación, sin convertirse en mariposas.

Podemos ver fácilmente una pupa o una piel dejada por una larva en una rama o la hierba, pero es difícil detectar el momento en que una pupa se quita su última piel después de terminar una larga vida como larva. Como tienen que correr un gran riesgo, la metamorfosis comienza tarde en la noche cuando todos están dormidos. Es doloroso ver salir a un insecto luchando durante mucho tiempo.

La metamorfosis es un proceso doloroso y difícil que se puede comparar con el desgarro de los pulmones. Cuando un imago acaba de salir de su última piel engorrosa, tiene un color opaco en general, sus alas están húmedas y sus ojos parecen desenfocados. Las alas tardan un poco más en secarse y volverse fuertes. Sus cuerpos son suaves y débiles justo después de la metamorfosis, lo cual los deja expuestos al peligro de sus enemigos. Es un momento peligroso en el que podrían morir si los encuentra un enemigo natural, pero si pueden soportar un poco más, pueden volar con hermosas alas para el amanecer.

Los gusanos comen constantemente mientras se arrastran en el suelo o en un árbol. Aunque la veamos muy de cerca, no hay nada en la larva que nos recuerde a una mariposa. Las feas larvas de cigarra deambulan por el subsuelo durante años. Las larvas de libélula claramente parecen criaturas acuáticas. Sin embargo, si superan las dificultades e inconvenientes, los gusanos que solían arrastrarse por los árboles pueden convertirse en hermosas mariposas; las toscas larvas de cigarra se convierten en cigarras que cantan hacia el cielo azul; y las ninfas que solían respirar por las branquias se transforman en libélulas con alas plateadas y diáfanas. Para los insectos, la metamorfosis es un proceso esencial para mantener la vida, y es una importante puerta que se convierte en el punto de partida de una nueva vida. Los grandes cambios de los insectos son realmente sorprendentes y misteriosos.

“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”1 Co. 15:51-52