Suban a Jerusalén que está en Judá y edifiquen la casa de Dios
Esdras 1:1-6
“Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre” Jer. 25:11-12
El pueblo de Israel fue tomado cautivo por Babilonia como resultado de haber abandonado el pacto de Dios. El profeta Isaías profetizó que la cautividad en Babilonia terminaría al finalizar los “70 años”. Esta profecía fue cumplida por Ciro rey de Persia; el rey Ciro conquistó Babilonia y liberó al pueblo de Israel de la cautividad en Babilonia.
Entonces Ciro hizo proclamar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo:
“Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.”
Entonces los jefes de las casas de Judá y Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos cuyo corazón Dios había conmovido, se prepararon para subir y edificar la casa de Dios en Jerusalén. Todos sus vecinos asistieron con ellos con los artículos de plata y oro, con los bienes y el ganado, y con regalos valiosos, además de ofrendas voluntarias.
El rey Ciro derrotó a Babilonia y liberó a los exiliados de su cautividad, a pesar de haber podido mantenerlos como esclavos. Además, reconoció como el verdadero Dios al Dios de Israel, a quien no había conocido, y lo glorificó una y otra vez. La razón era que quedó muy sorprendido de enterarse que la Biblia ya había profetizado su nombre y también la derrota de Babilonia 170 años atrás.
Ciro comprendió que el hecho de que él conquistara Babilonia era el cumplimiento de la profecía de Dios, y no algo que había logrado por su propio poder. Este hecho conmovió tanto su corazón que trató de cumplir las partes restantes de la profecía referente a él. Ya que sabía que todo sería cumplido según el plan profético de Dios, independientemente de su propia voluntad, decidió actuar conforme a la profecía.
Los que creen en las profecías actúan diferente de quienes no creen. Ellos comprenden que tienen parte en el cumplimiento de las profecías y actúan de acuerdo a ellas.
Ahora, la profecía de que las naciones andarán a la luz de la gloria de Jerusalén y los reyes al resplandor de su nacimiento, está cumpliéndose delante de nuestros ojos (Is. 60:1-11). Levantémonos y alumbremos la luz de la gloria de Jerusalén. Todas las profecías restantes también se cumplirán sin falta tarde o temprano.