Cuando Pablo Sarasate, un conocido violinista español, tenía diez años, era tan talentoso que tocó en frente de la reina. Fue elogiado por su sofisticado vibrato y único desempeño rítmico, y compositores contemporáneos como Camille Saint-Saëns, Edouard Lalo y Max Bruch le dedicaron piezas musicales. Hizo una interminable gira de conciertos para América como también para países europeos como Francia e Inglaterra, deleitando a su audiencia.
Sarasate también destacaba en composición, y ganó su fama por medio de sus piezas musicales como Zigeunerweisen, Fantasía sobre Carmen y Spanish Dances. En particular, Zigeunerweisen era difícil de tocar aun para los violinistas contemporáneos, pero Sarasate sorprendía al mundo al tocarlo con pleno dominio.
Las personas lo llamaban genio nato, pero él dijo: “¡Durante treinta y siete años he practicado catorce horas al día y ahora me llaman genio!”.