Para una amante de la sandía
Hong Jeong-eun, desde Seúl, Corea
“Depredadora de sandías” y “Amante de la sandía”
Estos son los sobrenombres que le puse a mi hermana menor. Es porque le encantan las sandías, a diferencia de mí, porque me resulta problemático escupir las semillas. Cuando llega a casa del trabajo, saca del refrigerador un recipiente lleno de sandía picada que mi mamá preparó y se lo lleva a su habitación; luego la come con entusiasmo. Veo esta escena casi todos los días en el verano.
Cuando le pregunté a mi mamá con qué frecuencia compra sandías, dijo que lo hace al menos una vez por semana. Mi hermana come cerca de cinco sandías al mes él solo. Me pregunto cómo no se cansa de comer sandías. Incluso en el frío invierno, muchas veces dice que quiere comer sandía. ¿No es sorprendente?
Estoy segura de que mi mamá revisa el refrigerador todos los días para asegurarse de que no falte sandía. Cada vez que abro el refrigerador en verano, siempre veo sandías. Hace unos días, mi mamá estaba viendo la televisión con seriedad. El programa mostraba cómo escoger la mejor sandía. Algunos consejos eran levantarla para ver si se sentía pesada para su tamaño, tocar la parte inferior de la sandía para ver si tiene un sonido profundo y hueco, y ver si las rayas de la sandía son claras.
La razón por la que prestó mucha atención a cómo escoger la mejor sandía es que a mi hermana le encanta. Me sorprendí al imaginarme a mi mamá escogiendo la mejor sandía como si evaluara joyas y llevándola a casa, empapada en sudor. ¿Mi hermana sabrá cuántos esfuerzos hace por ella?
Desde nuestra infancia, mi mamá nunca olvidó lo que queríamos comer o nuestra comida favorita. Unos días después de decir lo que queríamos comer, ella lo ponía sobre la mesa; luego nos dejaba disfrutar la comida hasta oír que estábamos satisfechos. Como los tres tenemos diferentes gustos, debe de haber estado cansada por cocinar el plato favorito de cada uno.
Me sentía apenada por mi mamá, así que intenté retribuir su constante amor solo diciendo que su comida era deliciosa. Ella todavía nos prepara comida deliciosa y nos da su constante amor silenciosamente. Siguiendo su camino de amor, también quiero servir deliciosos platos a mi familia.