La palabra y la comida

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Los seres humanos no podemos realizar una actividad debidamente si no comemos; no podemos pensar ni llevar a cabo nuestras metas y planes correctamente. Lo mismo sucede espiritualmente. Si no nos alimentamos en nuestra vida espiritual, no podremos hacer graciosamente las cosas espirituales que deseamos.

La Biblia nos ayuda a comprender que la palabra de Dios es la comida de vida para nosotros y tiene el poder de revivir nuestras almas. Jesús nos enseñó: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece” (Jn 6:27). Nos dio esta lección para que no descuidemos la palabra de Dios, la comida espiritual, persiguiendo la comida que perece, es decir, las cosas mundanas. Ahora, tomémonos un tiempo para comprender lo preciosa que es para nosotros la comida de la palabra de Dios.

Diferencia entre una abeja obrera y una abeja reina

Las abejas son insectos muy trabajadores que ayudan a las plantas a producir fruto y desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento del orden de los ecosistemas naturales. Existen las abejas obreras que trabajan duro toda su vida y la abeja reina que lidera la colmena. La única diferencia entre las abejas obreras y la abeja reina está en la comida.

Cuando los huevos en el panal se convierten en larvas, todas las abejas bebés comen el mismo alimento llamado jalea real. Mientras que las abejas obreras comen jalea real solo durante los primeros tres o cuatro días y después comen diferentes alimentos, la reina come jalea real toda su vida. La abeja reina es más grande que las abejas obreras y vive mucho más tiempo que ellas; la reina vive siete años, mientras que el periodo de vida de las obreras es de siete semanas. Esta diferencia se debe a una variación en los alimentos que comen.

En el mundo de los insectos, podemos encontrar la providencia de Dios. Para hacernos reyes en su reino eterno, Dios ha reservado la posición de real sacerdocio y nos entrena espiritualmente en esta tierra (1 P 2:9, Pr 17:3). Sin embargo, aunque la posición del real sacerdocio se ha reservado para nosotros, si descuidamos la palabra de Dios y dejamos de estudiarla, sintiéndonos exhaustos por esta vida terrenal, terminaremos sin alcanzar esta posición.

Al vivir en este mundo, gastamos mucho tiempo en las cosas de la tierra. Pasamos mucho tiempo trabajando por la comida física, y perdemos una cantidad considerable de tiempo disfrutando de entretenimientos y pasatiempos. Sin embargo, en esta vida terrenal, tenemos que reflexionar y preguntarnos: “¿Cuántas horas pasamos estudiando la palabra de Dios?”. En el mundo de las abejas, algunas comen jalea real solo por tres o cuatro días y terminan siendo abejas obreras que solo viven cerca de siete semanas. Por otro lado, la abeja que continúa comiendo jalea real cambia gradualmente y se convierte en una abeja reina que es más grande y vive más tiempo que las demás abejas. Del mismo modo, los que continúan comiendo el alimento de la palabra de Dios estarán en la posición de guiar a los demás y finalmente disfrutarán de la vida eterna.

Dios ha dado esta comida espiritual a todas las personas. Por lo tanto, solo necesitan recibirla y comerla. Si comemos todos los días la comida de la palabra de Dios y vivimos en su palabra, nuestras almas serán entrenadas como los sacerdotes reales que satisfacen todos los requisitos, tales como la obediencia a la palabra de Dios, la reverencia y la fe hacia Él.

La palabra de Dios es la comida para nuestras almas

Debemos superar todos nuestros sufrimientos presentes viviendo siempre conforme a la palabra de Dios y teniendo la esperanza celestial que Él nos da a través de su palabra. Examinemos una enseñanza de la Biblia que compara la palabra de Dios con el alimento espiritual.

“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.” Am 8:11

La palabra de Dios es el alimento para nuestras almas. Hay casos de miembros que cuando recién aprenden la palabra de la verdad estudian cuidadosamente, recibiendo mucha gracia y quedando profundamente impresionados por ella. Sin embargo, después de un tiempo tienden a descuidar el estudio de la palabra de Dios, pensando que lo saben todo. Ya que están ocupados realizando cosas mundanas y descuidan el estudio de la palabra de Dios, poco a poco pierden el sabor de la palabra que al principio era tan dulce como un panal de miel. Cuando los israelitas se quedaron sin comida en el desierto, Dios hizo llover sobre ellos maná para que comieran todos los días. Al principio disfrutaban del maná que sabía a hojuelas con miel, pero después se fastidiaron de él y lo llamaron pan liviano (Ex 16:31, Nm 21:5). Necesitamos examinarnos para conocer si estamos en la misma situación con respecto a las palabras de Dios.

Si no continuamos estudiando la palabra de Dios, nuestro alimento espiritual, seremos como las abejas obreras que comen jalea real durante los primeros tres o cuatro días después de la eclosión y luego dejan de comerla. Desde el momento en que empezamos a alejarnos de la palabra de Dios, nos alejamos de la posición del sacerdocio real del cielo. Si recibimos constantemente el alimento de la palabra de Dios para nuestras almas y meditamos en ella nuevamente en este día, aunque la estudiamos ayer, podremos descubrir una nueva lección que se aplique a nosotros hoy en este momento.

“siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” 1 P 1:23-25

Jesús dijo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn 3:3). La palabra de Dios contiene los elementos esenciales que nos permiten renacer como el pueblo del reino de Dios.

No debemos apartarnos de la palabra de Dios. Todos los días debemos acercarnos más y más a su palabra. Si la palabra de Dios está grabada en nuestro corazón, podremos aplicarla a nuestra vida cotidiana. Pero si solo vemos, escuchamos y sentimos las cosas del mundo, no podremos evitar juzgar las cosas con los estándares mundanos.

Sin comer tres comidas al día, no podemos realizar nuestras actividades debidamente en esta tierra. De la misma manera, sin la palabra de Dios no podemos realizar las actividades espirituales. La palabra de Dios es la valiosa comida que provee los nutrientes a nuestras almas. Por favor, piensen cuidadosamente si deben comer este alimento solo por tres o cuatro días o si deben proporcionarlo constantemente a su alma para que pueda estar en la posición del sacerdocio real en el reino de los cielos.

Vivirá por la palabra de Dios

Cuando Jesús terminó de ayunar y orar durante cuarenta días, Satanás primero lo tentó con comida. Satanás trata de tentar a toda la humanidad para que establezca sus metas y rumbos en esta vida terrenal. Así, trató de vencer a Jesús tentándolo de la misma manera.

“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Mt 4:1-4

Cada palabra que sale de la boca de Dios es el alimento espiritual que nos salva. Jesús no habló estas palabras solo para escapar de la situación momentánea, sino que proveyó a nuestras almas la manera de vivir, a través de su respuesta, que significa: “La comida física es la comida que perece; busquen la comida que a vida eterna permanece”. Cuando Jesús dijo a Satanás: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, sus planes se desvanecieron por completo.

Si queremos servir para siempre como sacerdotes reales en el reino de los cielos donde disfrutaremos de la vida y la felicidad eternas, debemos alimentarnos constante y diligentemente con la palabra de Dios que salva nuestras almas. Por supuesto, necesitamos comer el alimento físico mientras estamos en la carne. Pero si solo vivimos para la comida física, no somos diferentes de los animales. Los seres humanos tenemos la fe y el anhelo por la eternidad en nuestro corazón. Por eso, si queremos vivir eternamente, necesitamos comer constantemente el alimento que Dios nos ha dado para nuestra vida eterna.

Si no hemos estudiado cuidadosamente la palabra de Dios, estudiémosla de nuevo ahora. Si hay partes de la Biblia que no hemos leído cuidadosamente, examinémoslas detenidamente. Además, leamos los Libros de la Verdad, escuchemos los sermones en audio y también veamos los vídeos. Haciendo esto, analicemos las palabras del Padre y meditemos en las enseñanzas de la Madre, para que siempre seamos provistos de suficiente alimento espiritual y permanezcamos en la palabra de Dios según todas las enseñanzas de la Biblia.

La gloria de los que viven de acuerdo con la palabra de Dios

“Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. […] Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti. Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.” Dt 28:1-10

Dios ha prometido exaltarnos sobre todas las naciones de la tierra si lo obedecemos y vivimos de acuerdo con su palabra. Hay muchas personas en el mundo que sueñan con convertirse en diplomáticos, en presidentes o en el secretario general de la ONU, y se están preparando para su vida futura. A fin de ser exaltados sobre todas las naciones de la tierra, gastan su tiempo, dinero y esfuerzo acumulando habilidades y experiencias, y preparando muchas cosas. No obstante, solo los que vivan de acuerdo con la palabra de Dios serán exaltados sobre todas las naciones del mundo, y son quienes verdaderamente están preparándose para el futuro.

En realidad, cuando los obreros del evangelio participan en un viaje misionero al extranjero, muchas personas vienen corriendo deprisa hacia ellos para aprender la palabra de Dios. Como dijo Jesús: “Id, y haced discípulos a todas las naciones”, todo el que es guiado a la verdad —un profesor, un científico, un miembro de la familia real o un presidente— se convierte en nuestro discípulo; y nosotros nos convertimos automáticamente en sus maestros. Aunque tengan una alta posición en esta tierra, al venir a Sion todos se arrodillan ante el nombre de Dios y obedecen su palabra. Ellos son honrados y respetados por las personas del mundo, pero las personas a las que ellos verdaderamente reconocen como grandes y respetados son los que se alimentan de la palabra de Dios todos los días y la comparten con los demás.

Tenemos el tesoro más precioso del mundo. Sin embargo, no solo debemos guardarlo como joya en bruto, sino pulirlo continuamente para que pueda resplandecer brillantemente. Necesitamos poner siempre la palabra de Dios en nuestra boca, usarla y predicarla a los demás. Cuando lo hagamos, Satanás el diablo se retirará y Dios nos hará espiritualmente más sabios, revivirá nuestra alma y guiará a todas las personas a la vida eterna.

Dios cumple todo según su palabra

Dios creó el cielo, la tierra y todas las cosas con su palabra. Cuando dijo: “Sea la luz”, fue la luz. Cuando dijo: “Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas”, fue así. Todo fue hecho inmediatamente en respuesta a la palabra de Dios. La palabra de Dios tiene el poder de hacer aparecer cualquier cosa y de hacerlo realidad todo.

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” He 4:12-13

La palabra de Dios es viva y eficaz, y cada palabra de Dios se cumple con exactitud. Cuando Dios dice que nos hará el sacerdocio real, lo hará sin falta. El único problema es nuestra mentalidad de negarnos a tener cerca de nosotros las palabras de Dios, que son el alimento espiritual.

Dios dijo: “Yo visto a la hierba del campo y alimento a las aves del cielo. ¿No valéis vosotros mucho más que ellos? No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber” (Mt 6:25-34). ¿Acaso Dios no alimentó a los israelitas en el desierto donde no había comida, abriendo incluso los graneros celestiales? Durante los cuarenta años en el desierto, no hubo nadie que muriera de hambre; solo estuvieron los que murieron por su incredulidad y actitud quejumbrosa.

Cualquier palabra que salga de la boca de Dios no será revocada en vano, y Dios sin falta cumplirá su voluntad (Is 45:23, 46:10-11). Teniendo esto en cuenta, debemos perseguir la comida espiritual y pensar en cómo podemos vivir según la palabra de Dios, complacer al Padre y a la Madre y dar gloria a Dios aún más.

No dejemos de comer el alimento de la palabra de Dios. Si continuamos alimentándonos de la palabra de Dios hasta que vayamos al eterno reino de los cielos, nos convertiremos en el sacerdocio real. Lo que separa a las abejas obreras de la abeja reina es cuánto tiempo comen la jalea real, si por un corto tiempo o toda su vida. Del mismo modo, los que estudian solo un poco la palabra de Dios y dejan de hacerlo, y los que estudian la palabra de Dios todos los días y la reciben con un corazón ansioso, tendrán destinos completamente diferentes.

La mejor manera de alimentarse constantemente de la palabra de Dios todos los días es predicar fervientemente el evangelio. Los que predican la palabra de la verdad siempre piensan: “¿Qué debo enseñarle hoy? ¿Con qué clase de comida debo alimentarlo hoy?”. Ya que piensan en los demás de esa manera, llegan a estudiar la palabra de Dios constantemente. La eterna gloria del cielo ha sido preparada para esas personas.

“Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.” Ap 22:3-5

Si desea ser exaltado sobre todas las naciones de la tierra y también reinar para siempre en el reino de los cielos, por favor no descuide el estudio de la palabra de Dios. Lea con diligencia los Libros de la Verdad y la Biblia y también escuche atentamente los sermones. Todo esto es la jalea real espiritual. Nosotros somos el real sacerdocio celestial que debe comer toda la vida la jalea real espiritual.

La palabra de Dios es el alimento para nuestras almas, y es una espada afilada para derrotar al diablo. Siempre tengamos cerca de nosotros la palabra de Dios, para que salgamos victoriosos en todo momento con la espada de la palabra de Dios cada vez que estalle la gran batalla espiritual contra Satanás, como el resto de la descendencia de la mujer en los últimos días con el que el Padre y la Madre se agraden.

Doy gracias al Padre y a la Madre celestiales por darnos las palabras de vida para exaltarnos sobre todas las naciones de la tierra y para hacernos sacerdotes reales en el eterno reino de los cielos. Hermanos de Sion, deseo que siempre vivamos según la palabra de Dios y alabemos al Padre y a la Madre para siempre.