Si solo hubieran mirado a Dios

Exodus 32:1~6

13,621 visualizaciones

Habían pasado decenas de días desde que Moisés subió al monte Sinaí para recibir los diez mandamientos. Los israelitas, que estaban esperando que descendiera, corrieron hacia Aarón y le pidieron que hiciera algo.

—Haznos dioses que vayan delante de nosotros.

—Porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

Aarón procedió con lo que pidieron, para calmarlos.

—Traigan oro.

Aarón tomó el oro que el pueblo había traído, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición, y el pueblo ofreció holocaustos y presentó ofrendas de paz ante él. Después, bailaron y se levantaron a regocijarse.

Moisés era el profeta que valientemente fue a Faraón, rey de Egipto, para pedirle que liberara a los israelitas, dividió el Mar Rojo con una vara para hacerles caminar sobre tierra seca, e incluso vio a Dios cara a cara cuando descendió en su majestad. Como ese gran hombre estuvo ausente por mucho tiempo, los israelitas se pusieron ansiosos. Temían morir en el desierto donde su líder había desaparecido, e incluso amenazaron a Aarón para que hiciera un ídolo.

Aquí hay algo que los israelitas pasaron por alto. Fue el hecho de que Moisés era solo un profeta que Dios había designado, y que quien guio toda la obra de la salvación había sido Dios.

No solo durante cuarenta días mientras Moisés se quedó en el monte Sinaí, sino también durante los cuarenta años en el desierto, Dios nunca los dejó ni por un momento. Una vez más, podemos aprender de la destrucción de aquellos que no miraron a Dios en el desierto. Debemos tener fe y confiar solo en Dios sin importar en qué situación nos encontremos.