Decidle que el Señor lo necesita

Marcos 11:1-7

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Cuando se acercaban a Jerusalén, Jesús envió a dos de sus discípulos a la aldea.

—Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita. Entonces él os dejará tomarlo.

Cuando los discípulos fueron a la aldea, había un pequeño pollino atado fuera, a la puerta, tal como Jesús dijo. Cuando los discípulos desataron al pollino y trataron de guiarlo, un hombre preguntó:

—¿Qué hacéis desatando el pollino?

—El Señor dijo que lo necesita.

Ante su respuesta, el dueño les dio el pollino tranquilamente. Entonces Jesús fue a Jerusalén en el pollino que habían traído los discípulos.

Sabiendo que se acercaba el momento de que sufriera en la cruz, Jesús pidió a los discípulos que le trajeran el pollino. Fue para cumplir la profecía del profeta Zacarías: “Cuando el rey, que da la salvación, entre en Jerusalén, cabalgará sobre un pollino” (Zac. 9:9). Tanto el débil pollino como el propietario común que les permitió llevar el pollino con las palabras: “El Señor lo necesita”, se usaron para cumplir la profecía.

Hemos sido llamados por Dios para cumplir las palabras: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones” (Mt. 24:14). Seres muy ordinarios están siendo utilizados como una herramienta del evangelio para la profecía de la Biblia que sin duda se cumplirá. ¿Hay alguna bendición mayor que esta? Lo único que podemos hacer como los que han recibido desbordante bendición es obedecer a Dios con más humildad para que podamos convertirnos en herramientas dignas de ser usadas por Dios.