Si su hijo está en la adolescencia
¿Cómo puede llevarse bien con su hijo en la adolescencia?
Un niño pequeño llora como si fuera el fin del mundo cuando se separa de su madre, pero luego vuelve a sonreír cuando ella regresa; también cree en todo lo que le dice aunque muchas veces lo engañe. Sin embargo, cuando el niño crece y va a la escuela, prefiere salir con sus amigos más que quedarse con su madre, y comienza a tener secretos que no le revela. Además, se irrita fácilmente, se preocupa más por su apariencia, e incluso cierra con llave la puerta de su habitación. Todo esto sucede porque ha alcanzado la adolescencia.
La adolescencia es como los dolores de crecimiento que un niño sufre mientras se convierte en adulto. Los padres también experimentan dicho dolor. El niño se siente desconcertado por su transición física y psicológica, y sus padres se angustian y preocupan por su comportamiento incontrolable.
Sin embargo, esto no significa que todos actúen con rebeldía contra sus padres de repente, sin ninguna razón, durante la adolescencia. Dado que los adolescentes son sensibles con la forma como los demás los ven, y tienen un fuerte deseo de librarse de sus padres, pueden expresar sus sentimientos hostiles hacia una actitud autoritaria que les exige obediencia. Los padres pueden perder una buena relación con su hijo si se limitan a considerar su comportamiento como “rebeldía”. No importa lo mucho que un hijo quiera alejarse de sus padres, ellos son en realidad a los que más necesita. Por esa razón, sus padres tienen que permanecer a su lado y apoyarlo.
El cerebro de los adolescentes está en construcción: háganles tener buenas experiencias
Durante la adolescencia, el niño atraviesa la aparición de los caracteres sexuales secundarios y su cerebro se renueva. Cuando tiene entre 12 y 17 años, hay un desarrollo dramático en el lóbulo frontal, como en las neuronas; es como si el cerebro sufriera una construcción a gran escala para tener una capacidad madura de pensar y juzgar al igual que el cerebro de los adultos.
En otras palabras, lo que ocurre en el cerebro de un adolescente es como derribar una pequeña habitación y hacer una casa de tres dormitorios. Durante este proceso, lo más importante es el lóbulo frontal. El lóbulo frontal reprime el impulso, controla la ira, manipula los recuerdos, pensamientos racionales, juicios, etc., mientras que el núcleo amigdalino se encarga de las reacciones emocionales como el miedo, la ira y la tristeza. Para un adolescente, el núcleo amigdalino reacciona más rápido que el lóbulo frontal debido a que este ya se ha desarrollado a una edad temprana, mientras que el lóbulo frontal todavía se encuentra en un estado inestable. Por tal razón, el adolescente puede actuar con rebeldía o emocionalmente incluso por asuntos triviales.
Durante este período, la adicción al juego o el uso excesivo de un teléfono inteligente se convierten en un obstáculo importante para el desarrollo del lóbulo frontal. La adicción de los adolescentes a los teléfonos inteligentes y a los juegos ha sido un grave problema social. Se vuelven adictos a estos porque a través del mundo virtual pueden aliviar el estrés excesivo de la escuela, satisfacer su curiosidad y disfrutar de las ideas y acciones que no pueden experimentar en la realidad.
Irónicamente, los padres que trabajan en las empresas informáticas de fama mundial como Google y Yahoo, en su mayoría envían a sus hijos a escuelas que les prohíben estrictamente utilizar computadoras y teléfonos inteligentes. En cambio, los guían a leer libros, sentir la naturaleza y tener diversas experiencias. Inician la educación digital cuando sus hijos cumplen dieciséis años. Esto se basa en su creencia de que los estudiantes no serán adictos a los dispositivos informáticos solo si conocen la alegría de leer libros y hacer ejercicio.
Lo que da una gran satisfacción y alegría a los adolescentes es un asunto muy importante. Sus cerebros cambian, dependiendo de la fuente de su alegría: jugar juegos, navegar por Internet, actuar con violencia e impulsivamente, hacer deporte, ir de excursión, leer, tocar un instrumento musical o hacer buenas obras. Los padres deben ayudar a su hijo a pasar una adolescencia feliz y a ser más maduro, dándole una alegría positiva.
Los padres tienen que cambiar de administradores a asesores
Comparemos la tendencia de los hijos en la comida. Un niño come los alimentos que sus padres preparan hasta que es estudiante de primaria. Pero cuando es adolescente, él prefiere preparar su propia comida. Aunque no tenga mucho conocimiento de recetas, utensilios de cocina o ingredientes, él quiere hacer algo por su cuenta. Si sus padres le impiden entrar en la cocina, porque les preocupa que se queme la mano en la estufa o se corte, entonces él cocinará de todos modos en secreto o con sus amigos.
Cuando su hijo alcanza cierta edad y quiere cocinar por sí mismo, es mejor que se convierta en su asesor que en su administrador. Por supuesto, no es fácil confiar en él y apoyar a su hijo inexperto que todavía no tiene buen juicio. Sin embargo, no hay que olvidar que es más importante que él atraviese pruebas y errores y encuentre respuestas por sí mismo que darle las respuestas de inmediato, aunque el camino que su hijo está recorriendo es, obviamente, un camino largo y difícil.
Si los padres muestran demasiada atención a su hijo y permiten que haga las cosas a su manera, puede crearse una relación hostil entre padres e hijo. Por el contrario, si los padres renuncian a guiar a su hijo, pensando: “Él no va a escuchar de todos modos”, y lo dejan solo, el resultado puede ser aún más grave que reprimirlo. Es recomendable que los padres den a su hijo la oportunidad de desafiarse mientras lo observan con paciencia.
A un adolescente le gusta ser tratado como adulto, no como niño. Sin embargo, también quiere ser protegido por sus padres. Él no acoge la disciplina de sus padres exteriormente, pero interiormente de alguna forma la espera y se apoya en ella. Entonces, los padres pueden verse confundidos por su actitud ambivalente. Sin embargo, por más difícil que sea mantener una relación estrecha con su hijo, los padres deben esforzarse. Cuando tengan un lazo de simpatía, darán oído a los consejos de sus padres, reconociendo que tienen más sabiduría y experiencia.
Cómo comunicarse con su hijo adolescente
1. Su hijo quiere ser respetado
En una encuesta de una editorial educativa hecha a 426 estudiantes de secundaria, el 43,8% de ellos respondió que necesitan el cuidado y respeto de sus familiares y amigos para superar la adolescencia. Una vez que su hijo se convierte en adolescente, ya no debe tratarlo como niño. Debe respetar sus sentimientos, pensamientos y personalidad. Si continúa tratándolo como niño y trata de obligarlo a ir por el camino que usted desea que vaya, solo logrará que crezca más rebelde. Esto no significa que deba tratarlo como un amigo. Usted necesita mantener su posición de padre y dignidad, y expresarle sus sentimientos y pensamientos, evitando al mismo tiempo las órdenes unilaterales.
2. Encuentre los puntos fuertes de su hijo
Durante la adolescencia, los hijos son más sensibles que razonables. Así que a veces reaccionan de forma exagerada a las pequeñas cosas que los demás dicen o se lastiman cuando alguien señala sus problemas. La mejor manera de manejar esta situación es señalar sus errores en silencio y elogiar sus puntos fuertes en voz alta y con frecuencia.
Si felicita a su hijo, este le contará sus problemas sin resistencia. Usted puede hacer que su elogio sea más efectivo si elige algo inesperado y comenta al respecto en detalle. Mantenga su mirada en algún aspecto de su hijo al que los demás no presten atención, y felicítelo por ello. Él aceptará su elogio con mayor alegría.
3. Tenga una conversación sincera con su hijo
La mayoría de los hijos que se niegan a conversar con sus padres, dicen que no desean hacerlo porque saben que estos terminarán molestos. Si usted no dialoga con su hijo con frecuencia, es muy probable que señale sus errores cuando trate de decirle todo lo que quería cuando tenga la oportunidad.
Sería mejor preguntarle periódicamente a su hijo de una manera amable lo que desea y lo que le gusta que usted haga por él. Es necesario resolver los problemas mediante una verdadera conversación. No siempre necesita tener una conversación seria con un tema pesado. Trate de tener conversaciones divertidas y amistosas con su hijo sobre las cosas que suceden todos los días con la mayor frecuencia posible. Lo más importante es escuchar con atención lo que está tratando de decir.
- TIP
- Lo que no debe decir a su hijo adolescente
- “¿Qué te pasa?”: Su hijo sentirá frustración e ira extrema.
- “Siempre haces eso”: Aunque no le agrade cómo se comporta su hijo, nunca use expresiones extremas.
- “¿Lo ves? ¡Eso es lo que pasa cuando no me escuchas!”: Desalentará a su hijo.
- “¿Cuál es tu problema?”: La adolescencia es un período tormentoso. Un adolescente a veces puede sentir tristeza, enojo e impotencia. Dicha crítica puede hacerle pensar que sus sentimientos son ignorados.
- Cualquier tipo de palabras que puedan herir la autoestima de su hijo: el lenguaje abusivo, los regaños y las órdenes unilaterales pueden cortar las conversaciones.
4. Exprese su amor
La mayor ayuda que puede dar a su hijo adolescente es expresarle calidez y afecto. En lugar de pensar que es suficiente amarlo en su corazón, exprese su amor con palabras y acciones, de modo que pueda sentir que usted lo ama. El tener contacto físico, abrazándolo, estrechándole las manos y dándole ligeras palmadas en la espalda, le dará estabilidad emocional y lo ayudará a aliviar el estrés. Trate de expresar su amor diciéndole: “¡Eres la persona más preciosa para mí, no importa lo que digan los demás!”, “Está bien. ¡Puedes hacerlo mejor la próxima vez!”, o: “¡No sabes lo feliz que me haces!”, para que sepa que usted siempre está a su lado.
5. Ayude a su hijo a entender la importancia de la familia
Los hijos que saben lo preciosa que es su familia, tienen confianza y saben cómo superar con acierto los problemas que puedan tener con sus amigos o maestros. Lo primero que puede hacer para ayudar a su hijo a entender la importancia de la familia es mostrar un buen ejemplo. Si usted tiene discordias con su cónyuge, falta de amor y no habla con su hijo en absoluto, él sufrirá fácilmente confusiones y conflictos. Según una encuesta, los niños que crecen en familias violentas son cinco veces más propensos a convertirse en delincuentes juveniles. Si los padres se respetan, su hijo también los respetará. Mantener la armonía en su familia y conversar amigablemente con su cónyuge ayudará a su hijo a comunicarse bien con el mundo.
La adolescencia es un período crucial y significativo cuando los adolescentes están formando los valores de toda la vida. El Dr. Mike Riera, un experto en crianza y educador de los Estados Unidos, afirma que la paciencia, la confianza y los lazos familiares son las claves del éxito de los padres de adolescentes. Los frutos tienen que soportar el sol abrasador y severas tormentas para madurar. Es lo mismo para los padres y sus hijos. Si los padres siempre alientan a su hijo y se mantienen a su lado durante su adolescencia —el período más sensible e inestable en el proceso del crecimiento humano—, él podrá atravesar la pubertad sin grandes problemas y crecerá como un hombre de bien.