Me gustaba comer gimbap cuando era niña. En un día de pícnic o deporte, mi madre siempre me preparaba gimbap. Así que daba por sentado que debería comer gimbap en un día especial.
El tiempo pasó y me convertí en madre. Yo también decidí hacer gimbap el día de pícnic de mi hijo, como lo hacía mi madre. Pero por primera vez, me di cuenta de que no es fácil preparar gimbap. Compré comestibles el día anterior, corté los ingredientes, me desperté al amanecer el día del pícnic para preparar arroz y freír jamón, pasta de pescado, zanahorias y huevos.
Después de preparar todos los ingredientes, finalmente llegó el reto de preparar gimbap. Esparcí el arroz cocido en un alga prensada y puse los ingredientes uno por uno y enrollé la hoja. Pero no fue tan fácil como pensaba. Si la enrollaba con algo de fuerza, un lado se rompía, y si lo hacía con menos fuerza, se aflojaba y los ingredientes se caían al cortar el gimbap. Después de la prueba y el error, aprendí a enrollarlo correctamente y terminé el almuerzo a tiempo.
Después de que mi hijo se fuera con la fiambrera, observé la cocina; era como un campo de batalla. Reclinada en la silla, exhausta, de repente me acordé de mi madre. En realidad, mi madre tiene un problema en su mano. En un accidente, perdió la mitad de sus dedos índice y medio de la mano derecha. A pesar de eso, mamá me preparaba comida deliciosa y trenzaba mi cabello todas las mañanas.
Como no mostró signos de dificultad, nunca pensé que sería difícil para ella hacer tales cosas; más bien, me avergonzaba cuando mis amigos me preguntaban sobre la mano de mi madre. Mirando atrás en mi pasado, me sentí tan apenada por ella y avergonzada de mí misma, que lágrimas brotaron de mis ojos. Debe de haber soportado todas las dificultades porque me ama mucho. Pasó demasiado tiempo hasta que me diera cuenta del profundo amor de mi madre.
Incluso ahora, mi madre a veces prepara gimbap. Sus nietos dicen que su gimbap es el mejor. Mi madre está feliz de ver a sus nietos comiendo gimbap y dice: “Gracias por disfrutarlo”. Me gustaría preparar gimbap para mi madre, aunque me falta habilidad para cocinar. Hasta ahora, no he expresado bien mi gratitud. Esta vez, le diré sin falta: “Gracias, la amo”.