Dar amor

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El cuento de hadas Augusto, del escritor alemán Hermann Hesse, muestra cómo el corazón de recibir amor y el corazón de dar amor afectan nuestra vida. Nacido como hijo póstumo, Augusto recibió amor de todos mientras crecía, como resultado de un deseo expresado por su madre a un misterioso anciano. Como el niño solo recibió amor de los demás, llegó a ser arrogante y torcido, cometiendo todo tipo de fechorías; incluso decidió renunciar a su vida, sintiendo la vanidad. En ese momento, reapareció el misterioso anciano y le pidió que expresara su deseo, a lo que él anheló ser capaz de amar a todos los demás. Al día siguiente, fue despreciado, maltratado por las personas que no lo amaban más e incluso empezaron a odiarlo, y acusado por sus pecados pasados. Sin embargo, a partir de ese momento, encontró el lado encantador de los demás y aprendió a amarlos. Arrepintiéndose de sus faltas en la prisión durante mucho tiempo, llegó a ser feliz. Incluso después de ser puesto en libertad, buscó a quienes se alejaron de él para ayudarlos y compartir amor con ellos. En el último momento de su vida, Augusto se encontró nuevamente con el misterioso anciano. Al ver a los ángeles que lo rodeaban en su infancia, descansó en paz.

El verdadero amor no es recibir sino dar. Los que desean recibir amor no se sienten satisfechos con sus deseos sin fin. No obstante, aquellos que procuran dar amor, consideran la situación de los demás, buscan el lado hermoso de los demás, sirven a los demás y se sacrifican.

Nuestro viejo hombre era pecador como el de Augusto, solo recibiendo amor. Nuestro pecado en el cielo comenzó a partir de la arrogancia, egoísmo y rebelión. Pero ahora que hemos aprendido a dar amor, en la verdad del nuevo pacto, hemos cambiado. La primera Lección de la Madre es: “Así como Dios siempre nos da su amor, dar amor a los demás tiene más bendiciones que recibir amor de los demás”. Según el ejemplo de Dios Elohim, que se sacrificó para amarnos hasta la muerte, los miembros de la Iglesia de Dios practican compartir amor en todo el mundo mediante el servicio voluntario, la asistencia y la predicación. Cuando compartimos amor, enriquece y agrega más valor a nuestra vida.