Conocer la profecía o creer en ella
Mateo 2:1-15

Cuando Jesús nació, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos.
— ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocó a todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo.
— ¿Dónde había de nacer el Cristo? —les preguntó.
—En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel —respondieron.
Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo:
—Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
Pero después de adorar a Jesús, siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Después que partieron ellos, un ángel del Señor apareció en sueños a José.
—Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo —dijo.
Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta.
Nada sucede por casualidad cuando se está cumpliendo la profecía de la Biblia. Aunque la gente no la reconozca, la profecía de Dios se cumple sin ningún problema de acuerdo con su palabra.
La fe no significa solo conocer la profecía, sino creer en que esta se cumplirá con seguridad y actuar según esto. Los principales sacerdotes y los escribas sabían la profecía de que Cristo nacería en Belén, pero ni siquiera intentaban averiguar cómo y a través de quién se había cumplido la profecía; ellos no tenían la fe verdadera. Y ni siquiera vale la pena mencionar el acto de Herodes: después de escuchar la profecía, se atrevió a sacar su espada contra Cristo, temiendo perder su trono.
Aun en este momento, la profecía de Dios se está cumpliendo fiel a los escritos de la Biblia, moviendo el orden del universo y el corazón de los hombres. Creamos en la profecía, y no nos limitemos a conocerla.