A Samaria y hasta lo último de la tierra

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En las fiestas de otoño la Madre dijo: “Cuando prediquen el evangelio después de recibir la lluvia tardía del Espíritu Santo, se sentirán diferentes a como se sentían antes”. Confiando en las palabras de la Madre, nuestros hermanos de Sion en todo el mundo han estado predicando el evangelio. Como resultado, de todas partes del mundo están llegando noticias alegres sobre muchos hijos celestiales que están regresando a Sion. Ellos dicen: “Predicamos el evangelio a las mismas personas en el mismo lugar, pero son completamente diferentes de como solían ser”.

Al escuchar eso, llegué a entender que las profecías de la Biblia se están cumpliendo con exactitud. Dios dijo que el evangelio del reino de los cielos sería predicado a Samaria y hasta lo último de la tierra. Con confianza en las palabras de Dios, prediquemos las enseñanzas de Dios a todas las personas del mundo y corramos con fuerza hacia el cielo, terminando este año y preparándonos para el nuevo año.

Las Escrituras dicen que es necesario que así se haga

La noche que Jesús celebró la Pascua con sus discípulos, fue arrestado por los sumos sacerdotes y los fariseos luego de orar en el huerto de Getsemaní. En ese momento, Pedro, uno de los que estaban con Él, sacó su espada y cortó la oreja del siervo del sumo sacerdote. Entonces Jesús le dijo que volviera su espada a su lugar y dijo:

“¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga? En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas […]” Mt 26:53-56

Las “Escrituras de los profetas” mencionadas aquí indican a la Biblia que los profetas escribieron al ser conmovidos por el Espíritu Santo. Jesús fue capturado y arrestado sin poder hacer nada, no porque no tuviera el poder de detener a quienes venían a capturarlo, sino porque quería mostrar que todas las profecías de la Biblia deben cumplirse. Por eso, Él cumplió con precisión la profecía de que Él mismo cargaría nuestros pecados y también la profecía: “Como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Is 53:6-8).

Dios es fiel y su palabra nunca falla. Ni una jota ni una tilde pasará de las Escrituras de que es necesario que así se haga hasta que todo se haya cumplido (Is 55:10-11, Mt 5:18).

El evangelio del reino será predicado en todo el mundo

La Biblia también dice que el evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones. Dado que esta profecía también está escrita en la Biblia, debe ser cumplida sin falta.

“Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; […]” Mt 24:13-14

La Biblia señala que es necesario que así se haga. Está escrito que el evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones. Por tanto, esto también llegará a ocurrir.

“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Mt 28:18-20

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Mr 16:15-16

Si Jesús hubiera rechazado el camino que tenía que seguir y hubiera escogido el camino fácil y cómodo, ¿quién habría llevado los pecados de la humanidad y cargado la dolorosa cruz? La Biblia lo predijo, y la profecía se hizo realidad. Jesús tuvo que recorrer el camino para el cumplimiento de la profecía. Asimismo, los hijos del cielo deben ir al mundo y predicar las buenas nuevas a toda la creación, haciendo discípulos de todas las naciones y bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esta es la misión que se les ha confiado a los hijos celestiales en la época del Espíritu Santo.

Dios lleva a cabo la obra de la predicación del evangelio

¿Por el poder de quién se cumplirán las profecías de la Biblia sobre la obra del evangelio en los últimos días, que dicen que es necesario que así se haga? Veamos el libro de la profecía de Ezequiel.

“Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados del país. En buenos pastos las apacentaré, […] Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor. Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.” Ez 34:11-17

El día del nublado y de la oscuridad se refiere a los últimos días. Dios dijo que buscaría a la perdida y haría volver a la descarriada. Entonces, Dios es el principal agente y la fuerza motriz de la evangelización. La obra del evangelio es llevada a cabo por Dios, quien dijo: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

“Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” Jn 5:16-17

El Padre celestial todavía trabaja. Él personalmente administra Sion, llevando a cabo toda la obra de la salvación, buscando a la perdida, vendando la perniquebrada, y fortaleciendo a la débil. Entonces, la misión que se nos ha dado no es difícil de realizar. Ya que Dios mismo cumple toda la obra de la salvación como está profetizado, todo lo que necesitamos es actuar, caminando con Dios.

Echen las redes, confiando en la palabra de Dios

Sin caminar con Dios ni confiar en Él, no podemos salvar almas. Dios dijo: “Lo haré”. Por eso, es más difícil predicar el evangelio si excluimos a Dios y lo intentamos hacer por nuestra cuenta. Si confiamos en las palabras de Dios, Él estará con nosotros y abrirá los corazones cerrados de los oyentes.

Aquellos que salen a predicar el evangelio, creyendo firmemente que Dios ya ha abierto las puertas para la predicación, experimentarán algo completamente diferente sobre el evangelio. Confiar en la palabra de Dios trae resultados llenos de gracia. Podemos confirmarlo a través de un incidente que sucedió en los tiempos de Jesús hace dos mil años.

“[…] Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.” Lc 5:1-11

Simón Pedro era un experimentado pescador que conocía bien el negocio. Sin embargo, aunque trabajó arduamente toda la noche, no había pescado nada. Entonces Jesús le dijo: “Boga mar adentro, y echad vuestras redes”. Cuando Pedro echó las redes confiando en las palabras de Jesús, terminó llenando ambas barcas con peces hasta el punto de hundirse.

Él echó las redes en el mismo lugar con el mismo método. Entonces, ¿por qué esta vez obtuvo un resultado diferente? Porque lo hizo con la fe de que era Dios quien hacía todas las cosas. Cuando confiamos en la palabra de Dios, podemos obtener dichos resultados de gracia.

Es lo mismo con el evangelio en la actualidad. Dios dijo que el evangelio sería predicado a todas las naciones, y que los hijos de Sion saldrían y predicarían confiando en la palabra de Dios. Por eso, están produciendo resultados completamente diferentes de los de antes, por dondequiera que el evangelio se predica en todo el mundo.

Ser confiados con el evangelio

Dios, quien cumple la obra de salvar a la humanidad, nos ha hecho colaboradores del evangelio para guiarnos al camino de bendición.

“Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.” 1 Ts 2:3-4

Ya que hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, prediquemos diligentemente el evangelio a quienes todavía no lo han escuchado. El mundo entero es el campo de nuestra misión (Mt 13:38). Pidamos a Dios las bendiciones del Espíritu Santo aún más y prediquemos la palabra de Dios a cualquier persona que encontremos, sin dudar, para llevar abundantes frutos del evangelio.

“Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.” Ap 20:9-10

A menos que prediquemos las buenas nuevas de salvación, la humanidad no podrá tener un futuro brillante. Dios no quiere que nadie vaya al lugar de castigo y sea atormentado día y noche por siempre, sino que todos procedan al arrepentimiento y sean salvos (2 P 3:9, 1 Ti 2:4). Por esa razón, Dios nos ha pedido que prediquemos el evangelio a siete mil millones de personas. Un futuro brillante ha sido reservado para aquellos que aceptan las buenas nuevas de salvación.

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” Ap 21:1-4

Para llevarnos al glorioso mundo donde no hay dolor, sufrimiento ni muerte, Dios nos ha dicho que guiemos a todas las personas a sus brazos. Siguiendo esta petición de Dios, debemos predicar fuertemente la verdad de vida a todas las personas del mundo. La gente dice que nada en este mundo es fácil. No obstante, la obra del evangelio es muy fácil siempre que caminemos con Dios. Todo será sencillo para nosotros si echamos las redes confiando en la palabra de Dios.

Los hijos de Dios que se parecen a Él

Pedro no pescó nada aunque echó las redes decenas y hasta cientos de veces toda la noche. Sin embargo, cuando echó la red como Jesús le había dicho, obtuvo sorprendentes resultados. Boguemos mar adentro y echemos las redes confiando en la palabra de Dios. Me gustaría que todos ustedes, hermanos de Sion, oren con diligencia para que el evangelio se difunda a Samaria y hasta lo último de la tierra y prediquen diligentemente, apoyándose unos a otros en la obra del evangelio y caminando de la mano con el Padre y la Madre celestiales hacia el cielo.

Hay dificultades en el camino de la evangelización. Dios siempre puede guiarnos por un buen camino, pero nos permite sufrir temporalmente para que nos parezcamos a Cristo, quien llevó la cruz y recorrió el camino de espinas. Podemos sentir el amor de Dios, quien nos perfecciona a través del sufrimiento.

Recuerden que Dios todavía trabaja para recrearnos como los seres espirituales perfectos. Estamos en el proceso de convertirnos en aquellos que se parecen a Dios guardando sus mandamientos como el Día de Reposo y la Pascua, predicando el evangelio del reino, etc.

Nuestro Dios Elohim ha abierto ampliamente el camino a Sion. Nuestro evangelio siempre será exitoso a partir de ahora. Todo lo que tenemos que hacer es recorrer ese camino. Sin embargo, Dios ve nuestros esfuerzos en el proceso, y lo mucho que tratamos de obedecer su voluntad.

Nuestros esfuerzos son muy pequeños en comparación con el Padre y la Madre celestiales, que se han sacrificado y sufrido enormemente por el evangelio. Les pido encarecidamente, hijos de Dios, que conmuevan al Padre y a la Madre celestiales sin escatimar esfuerzos por predicar el evangelio del reino a Samaria y hasta lo último de la tierra.