Hermosos pasos que anuncian las nuevas de la bendición

Equipo misionero de corto plazo al distrito de Kluang, Malasia

209 Vistas

Realizamos mensualmente la misión de corto plazo para establecer 300 ciudades del evangelio en Malasia. A fin de aprovechar la oportunidad de bendición dada por Dios, muchos hermanos se ofrecieron, y nuestro equipo fue al distrito de Kluang, donde el evangelio aún no se había predicado. Agradecimos a Dios una y otra vez por concedernos la misión de cultivar la tierra árida y predicar la verdad.

El distrito de Kluang está a cuatro horas y media de distancia de Kuala Lumpur, la capital de Malasia. Como teníamos un corto plan de cinco días y cuatro noches, apenas llegamos allí desempacamos y nos dirigimos a un lugar lleno de personas. La gente del distrito de Kluang nunca antes había oído hablar del Espíritu y la Esposa, que son los Salvadores de esta época. Oramos para que prestaran atención a la verdad y vinieran rápidamente al Padre y la Madre celestiales.

A pesar de predicar todo el día, no encontramos a nadie que quisiera oír la palabra de Dios. Algunos escucharon la palabra, pero no querían aprender más, diciendo que no estaban interesados. Nos desanimamos un poco con la reacción inesperada. Mientras tanto, se escuchó la noticia de que nacieron nuevas vidas, de otro equipo misionero de corto plazo que comenzó el mismo día que nosotros. Aquella noche, reflexionamos sobre el día y nos animamos mutuamente a dar gracias al Padre y a la Madre por permitirnos un tiempo de perseverancia.

El segundo día, salimos temprano a predicar. Nuestro corazón ardiente por encontrar a nuestros hermanos perdidos hizo que el sofocante calor de Kluang pareciera ser nada.

Ese día, conocimos a una señora en un pequeño complejo de apartamentos de cinco pisos. Cuando le dijimos que estábamos predicando la palabra de Dios, gustosamente nos hizo entrar en su casa y estudiamos la palabra. Ella es la hermana Monica. La hermana quedó sumamente conmovida por la verdad de la Madre celestial y la Pascua, y recibió una nueva vida con su hija. Era católica, pero dijo que ella y su hija no habían sido bautizadas allí porque no satisfacían los estándares de la Iglesia católica; le preocupaba que su hija no estuviera calificada para entrar en el cielo. Por medio de ella, pudimos sentir el profundo amor de una madre por sus hijos, y también nos recordó el santo y noble amor de nuestra Madre celestial por nosotros. La hermana Monica y su hija guardaron con nosotros el culto del Tercer Día. Aunque el lugar de culto era pequeño, prestó atención a la palabra durante todo el culto. Después del culto, la hermana dibujó una gran sonrisa en su rostro, diciendo que estaba muy feliz de recibir la salvación.

El hermano Jia Fatt, a quien encontramos en la noche del segundo día, sentía curiosidad por saber sobre el alma. Al estudiar la Biblia, comprendió que nuestras almas pueden ser perdonadas y regresar a nuestro hogar celestial por medio de la Pascua. Sin embargo, se fue con la promesa de reencontrarnos al día siguiente, porque tenía una cita anterior.

Al día siguiente, lo llamamos, pero no contestó el teléfono. Nos preocupaba que hubiera cambiado de opinión. Sin embargo, luego cambiamos de actitud y tratamos de pensar de manera positiva: “Quizá esté demasiado ocupado para contestar el teléfono”. Le enviamos un mensaje de texto diciendo que se comunicara con nosotros cuando tuviera tiempo, y oramos a Dios que salvara su alma. Nuestras oraciones fueron respondidas pronto. Él nos envió un mensaje de texto diciendo que ya estaba en el lugar donde nos reunimos el día anterior. Fuimos allí y nos encontramos con él. Al ver lo emocionado y agradecido que estaba por recibir la bendición de la salvación, agradecimos mucho al Padre y a la Madre. Si no hubiéramos confiado en el Padre y la Madre con un corazón positivo cuando no podíamos comunicarnos con él, tal vez no habríamos podido encontrarnos con él ese día. Comprendimos nuevamente que no debemos confiar en nuestros pensamientos ni juicios, sino en el poder de Dios que lo hace todo posible.

Hacía mucho calor y el sol era muy fuerte en Kluang. Transpirábamos todo el tiempo, pero la brisa era muy refrescante como si el Padre y la Madre nos consolaran y animaran para que soportáramos un poco más. A medida que nuestra misión de corto plazo llegaba a su fin, nos sentimos más exhaustos físicamente, pero todos pudimos llevar preciosos frutos de la unión con un buen corazón y sonrisas, siguiendo las enseñanzas de la Madre.

En el último día de la misión de corto plazo, caminamos apresuradamente para hallar a nuestros hermanos celestiales. Una vez vacilamos frente a un pueblo que no parecía tener a nadie buscando a Dios, sin embargo, pensamos que debíamos seguir la guía de Dios en vez de insistir en nuestros pensamientos. Allí, dos familias se convirtieron en miembros de nuestra familia celestial. Nos sentimos avergonzados por haber dudado en ir allá a predicar.

Durante cinco días, sintiendo el amor del Padre y la Madre, 58 hermanos fueron guiados a los brazos de Dios. A veces no sabíamos qué hacer cuando no había nadie en la mayoría de las casas; y nos encontrábamos consecutivamente con personas que se negaban a oír la palabra. No obstante, puesto que continuamos predicando sin darnos por vencidos, pudimos hallar a personas que se complacían de oír la palabra como si la hubieran estado esperando, y también conocimos a una persona en el parque que se concentró en la verdad y recibió la bendición de la salvación.

Un joven se acercó a nosotros y nos pidió predicarle, diciendo: “Recientemente me mudé aquí, y he estado buscando una iglesia a la cual asistir”. Casi no pudimos volver a encontrarlo porque no habíamos confirmado su número telefónico, pero sorprendentemente, al día siguiente, se encontró con otros miembros de nuestro equipo misionero y recibió la verdad. Todo esto nos hizo comprender que sin duda el Padre y la Madre cumplen su obra de redención por cualquier medio una vez que deciden hacerlo. La predicación a 7800 millones de personas también se completará en un instante si el Padre y la Madre lo desean, pero nos confiaron la misión, esperando que seamos bendecidos y salvos.

Nos alegramos de que Dios nos hubiera permitido encontrar a nuestros preciosos hermanos mediante el equipo misionero de corto plazo y de que bendijera a cada uno de nosotros permitiéndonos llevar frutos en abundancia. Oramos para que pronto se establezca Sion en Kluang bajo la gracia del Padre y la Madre y que todos los miembros nuevos reciban mucha bendición.

La misión de corto plazo nos ayudó a entender que la unidad es muy importante y que siempre debemos grabar en nuestro corazón las enseñanzas de la Madre y ponerlas en práctica. También comprendimos una vez más lo valiosa que es la obra de salvar un alma.

“¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Ro 10:15

En Kluang, hubo momentos en que nos sentimos agotados bajo el sofocante calor, y nos dolían las piernas por caminar todo el día. Sin embargo, todos esos sufrimientos fueron obras apreciables para salvar las almas. Una misión de corto plazo añade vitalidad a nuestras almas y nos da bellos recuerdos. Continuaremos participando en esta bendición para experimentar el amor y el sacrificio del Padre y la Madre celestiales.