El tabernáculo

4122 Vistas

1. Los diez mandamientos y el tabernáculo

Cuando Moisés recibió las tablas de piedra con los diez mandamientos escritos en el monte Sinaí, Dios le mostró el tabernáculo del cielo. Moisés descendió del monte y transmitió al pueblo la palabra de Dios. Para guardar las tablas de los diez mandamientos, fue necesario construir un tabernáculo. Entonces hizo que el pueblo reuniera los materiales para el tabernáculo, como oro, plata, lino fino, algodón, etc. Ellos traían ofrendas voluntarias todos los días, y como habían reunido muchos materiales para la construcción del tabernáculo, Moisés les dijo que ya no trajeran más (Éx. 35:4-36:7).

Técnicos como Bezaleel y Aholiab empezaron a construir el tabernáculo, terminado el primer día del primer mes del siguiente año, y pusieron el arca del pacto, que contenía las tablas de piedra con los diez mandamientos en el Lugar Santísimo (Éx. 40:1-38). El santuario fue hecho con tiendas de hilos entrelazados. Por eso el santuario era llamado tienda además de tabernáculo. El tabernáculo no era un templo estacionario, sino móvil, debido a que los israelitas siempre se trasladaban por el desierto.

Salomón se convirtió en rey después de David y empezó a construir el templo inmediatamente en el año cuarto de su reinado conforme al testamento de David. Edificó el templo en siete años y seis meses y después de ser construido el templo estacionario, puso el arca del pacto en él (1 R. 6:1-38, 2 Cr. 5:1-7:1).

2. La estructura del tabernáculo

El tabernáculo era un templo rectangular móvil, con un ancho de 50 codos y una longitud de 100 codos. (※ Codo : unidad lineal antigua basada en la longitud de un antebrazo, deaproximadamente 50 centímetros. Hay cierta diferencia dependiendo de las generaciones y regiones.

La entrada del tabernáculo miraba al oriente, y el Lugar Santísimo, donde estaba el trono de Dios, miraba al occidente. El altar del holocausto para presentar los sacrificios estaba ubicado frente a la entrada, y la fuente de bronce para el lavado de las manos y los pies estaba ubicada en frente del santuario. El santuario estaba dividido en un salón principal y un santuario interno. El salón principal era llamado Lugar Santo, y el santuario interno, Lugar Santísimo.

En el Lugar Santo estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. En el Lugar Santísimo estaba el arca del pacto que tenía los diez mandamientos. Había una cortina entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo; la cortina bloqueaba el paso al Lugar Santísimo. Sin embargo, cuando Jesucristo murió en la cruz, la cortina que bloqueaba el camino al Lugar Santísimo desde el Lugar Santo, se rasgó en dos, de arriba abajo, y se abrió el camino al Lugar Santísimo (Mt. 27:50-51).

3. El árbol de la vida y los diez mandamientos

Los sacerdotes ofrecían los sacrificios en el tabernáculo según los reglamentos. Entre los accesorios del tabernáculo, lo más importante era el arca del pacto, que tenía las tablas de piedra de los diez mandamientos. El arca del pacto se ubicaba en el Lugar Santísimo. Nadie podía entrar en el Lugar Santísimo excepto el sumo sacerdote. Él entraba allí una vez al año, después de hacer la expiación rociando sangre de un becerro en el día de expiación (Lv. 16:6-34, He. 9:1-7). La tapa que cubría el arca del pacto se llamaba propiciatorio. Sobre el propiciatorio, había dos querubines con alas. Estos querubines representaban a los querubines que protegían el árbol de la vida del huerto de Edén. Esto significa que Dios nos dio los diez mandamientos en lugar del árbol de la vida que estaba en el huerto de Edén. Si alguno entraba en el Lugar Santísimo, donde estaban los diez mandamientos (el árbol de la vida), no podía evitar la muerte. Cuando los dos hijos de Aarón ofrecieron fuego extraño delante de Dios, fueron muertos por el fuego que salió de delante de Dios (Lv. 10:1-2). Uza extendió su mano al arca y murió inmediatamente (2 S. 6:6-8). Esto se debía a que los querubines que protegían el árbol de la vida del huerto de Edén, tenían una espada encendida (Gn. 3:24).

4. El santuario terrenal y el santuario celestial

Como se mencionó, el santuario terrenal construido por Moisés era una sombra del santuario donde Cristo ofrecería los verdaderos sacrificios como el mediador en el futuro. Cuando oramos a Dios todos los días conforme a los tiempos del holocausto continuo y cada día de reposo, Cristo sirve como sacerdote en el santuario celestial, por eso nuestras oraciones suben delante de Dios con el humo del incienso para que sean respondidas. Asimismo, durante los tiempos de oración de las fiestas ordenadas por Dios, Cristo sirve como sacerdote y mediador en el santuario celestial, y así podemos comunicarnos con Dios. (Mediador es el que va entre dos grupos o personas con el fin de ayudarlos a resolver sus diferencias, para que puedan llegar a un acuerdo.) Cristo se convirtió en propiciación para reconciliarnos con Dios. Él fue el mediador entre Dios y nosotros. Él volvió el corazón de Dios a sus hijos y el corazón de los hijos a Dios, estableciendo el nuevo pacto (ref. He. 9:15, Ro. 3:25).

El apóstol Pablo escribió que los santos de los tiempos del Antiguo Testamento guardaron las fiestas de Dios en la tierra, y que los santos de los tiempos del Nuevo Testamento están guardando las fiestas del nuevo pacto en el cielo (ref. He. 12:22-23). Por lo tanto, a través de las reglas guardadas en el santuario terrenal, podemos comprender el santuario celestial y el significado de las fiestas que se guardan en el santuario celestial. Si no comprendemos el santuario celestial, nunca podremos comprender las fiestas del nuevo pacto ni guardarlas.

Cristo aún está mediando por nosotros en el santuario celestial. Él causa que las oraciones de los santos vengan delante de Dios en los tiempos del holocausto continuo, de los cultos del día de reposo y de las fiestas solem nes. Demos gracias a Cristo por su mediación y guardemos los decretos y leyes del Dios santo, a fin de obtener el perdón de nuestros pecados.