En búsqueda de almas más preciosas que el oro muy puro

Steffy Aquiline Adelbert, desde Kota Kinabalu, Malasia

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Bajo la gracia de Dios, nuestra Sion de Kota Kinabalu fue bendecida con el primer equipo misionero de corto plazo en 2017. El primer viaje fue a Paparand en febrero y el segundo fue a Tuaran en marzo. Paparand es uno de los distritos de Sabah. La predicación en Paparand era mi mayor deseo después de haber recibido la verdad hace varios años, porque es mi ciudad natal. Como la Biblia profetiza que será predicado el evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones (Mt. 24:14), ahora es el momento de su cumplimiento, y lo que más me sorprendió fue que Dios me eligió para unirme a esta misión de corto plazo.

La Madre celestial nos dijo: “Dondequiera que vayan, se establecerá Sion”. Sus palabras de bendición nos añadieron esperanza y valor, y nos llenaron del Espíritu Santo. Los miembros del equipo misionero de corto plazo las grabamos en el corazón y comenzamos a buscar preciosas almas en unidad.

Era difícil hallar a nuestros hermanos y hermanas perdidos. Sin embargo, Dios Elohim vino a esta tierra y dedicó toda su vida a buscar a sus hijos. ¡Qué duro y desgarrador debe de haber sido! Afortunadamente, pude comprender al menos un poco del sufrimiento del Padre y la Madre durante esta misión de corto plazo.

Logramos con éxito nuestra meta de llevar frutos sanos física y espiritualmente. Uno de ellos es el hermano Paulinus, quien recibió la promesa de la nueva vida sin dudar cuando oyó la verdad. Dijo que siempre llevaba la biblia con él y la leía en cada tiempo libre; el hermano parecía haber estado esperando el llamado del Espíritu y la Esposa. El día que recibió la verdad fue el tercer día de la semana. Él guardó el culto, y también entonó el Cántico Nuevo con todo su corazón. Después del culto, continuó estudiando la verdad, y entendió que el Padre Ahnsahnghong es el verdadero Salvador de esta época. En aquel momento, comprendí nuevamente por qué la Biblia dice que un alma es más preciosa que la plata o el oro.

En el último día de la misión de corto plazo, se llevó otro hermoso fruto: el hermano Julie. Cuando le preguntamos si alguna vez había escuchado sobre la Madre celestial, nos preguntó: “Oh, ¿es la Esposa de la Biblia?”, y nos explicó que antes había sido predicado por su hermana mayor. Aunque fue hace mucho tiempo, no podía olvidarlo. El hermano recibió inmediatamente el sello de la salvación después de oír el evangelio y renació como miembro de nuestra familia celestial. Fue un momento muy conmovedor.

El Padre y la Madre habían preparado hermosos frutos para nosotros. Lo importante era cuánto nos esforzamos por encontrarlos. Si predicamos con el corazón de la Madre que añora a sus hijos perdidos, sin duda hallaremos a las almas que son más preciosas que el oro muy puro. El Padre celestial subía a los profundos montes, clamando: “Si yo no voy, ¿quién les predicará?”. Si siempre recordamos al Padre, jamás nos rendiremos. Gracias a esa comprensión, pudimos sentirnos alegres y agradecidos durante los cuatro días de la misión de corto plazo.